sábado, abril 09, 2005

En la muerte de Juan Pablo II: un defensor de la dignidad humana y la cultura de la vida

Al cierre de la edición de ayer, Juan Pablo II se debatía entre la vida y la muerte. Tras su fallecimiento, DM rinde, a través de una selección de sus innumerables textos en favor de la vida y la dignidad humana, un homenaje a este Papa de todos los récords que ha cambiado la Historia.

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Eutanasia

"Entre los dramas causados por una ética que pretende establecer quién puede vivir y quién debe morir, se encuentra la eutanasia. Aunque esté motivada por sentimientos de una mal entendida compasión o de una comprensión equivocada de la dignidad que se debe salvaguardar, la eutanasia, en lugar de rescatar a la persona del sufrimiento, la elimina. La compasión, cuando no se tiene la voluntad de afrontar el sufrimiento y acompañar al que sufre, lleva a la supresión de la vida para eliminar el dolor, tergiversando así el estatuto ético de la ciencia médica".

(Discurso a los participantes en la Conferencia Internacional sobre los Cuidados Paliativos. 12-XI-2004).

Ética

"Queridos cultivadores de la medicina, reafirmo ante vosotros los principios éticos que tienen sus raíces en el mismo Juramento de Hipócrates: no existen vidas que no merezcan ser vividas; no hay sufrimientos, por más dolorosos que sean, que puedan justificar la eliminación de una existencia; no hay razones, por más altas que sean, que hagan lausible la creación de seres humanos destinados a ser utilizados y destruidos".

(Mensaje a los participantes en la XXIII Asamblea Nacional Italiana de Médicos Católicos. 9-XI-2004).


En los escritos de Juan Pablo II la vida cobra sentido divino.
Estado vegetativo

"El enfermo en estado vegetativo, en espera de su recuperación o de su fin natural, tiene derecho a una asistencia sanitaria básica (alimentación, hidratación, higiene, calefacción, etc.), y a la prevención de las complicaciones vinculadas al hecho de estar en cama. Tiene derecho también a una intervención específica de rehabilitación y a la monitorización de los signos clínicos de eventual recuperación. En particular, quisiera poner de relieve que la administración de agua y alimento, aunque se lleve a cabo por vías artificiales, representa siempre un medio natural de conservación de la vida, no un acto médico. Por tanto, su uso se debe considerar, en principio, ordinario y proporcionado, y como tal moralmente obligatorio, en la medida y hasta que demuestre alcanzar su finalidad propia, que en este caso consiste en proporcionar alimento al paciente y alivio a sus sufrimientos".

(Discurso a los participantes en el Congreso sobre Tratamientos de Mantenimiento vital y Estado Vegetativo. 20-III-2004).

Depresión

"La depresión es siempre una prueba espiritual. El papel de quienes atienden a una persona deprimida sin una función específicamente terapéutica consiste sobre todo en ayudarle a recuperar la propia estima, la confianza en sus capacidades, el interés por el futuro, las ganas de vivir. Por eso, es importante tender la mano a los enfermos, hacerles percibir la ternura de Dios, integrarlos en una comunidad de fe y de vida en la que se sientan acogidos, comprendidos, sostenidos, en una palabra, dignos de amar y de ser amados. Para ellos, al igual que para cualquier otra persona, contemplar a Cristo y dejarse guiar por Él es la experiencia que les abre a la esperanza y les lleva a optar por la vida".

(Discurso a los participantes en la XVIII Conferencia Internacional sobre la Depresión. 12-XI-2003).

Mente y cerebro

"Hoy día los científicos reconocen con frecuencia la necesidad de distinguir entre mente y cerebro, o entre las acciones de la persona con voluntad libre y los factores biológicos que constituyen la base de su intelecto y de su capacidad de aprender. En esta distinción, que no debe ser una separación, podemos ver el fundamento de esa dimensión espiritual propia de la persona humana, que la Revelación bíblica ilustra como una relación especial con Dios creador, a cuya imagen y semejanza todo hombre y mujer ha sido hecho".

(Discurso a los miembros de la Academia Pontificia de las Ciencias. 7-XI-2003)

Hospitales

"Los hospitales católicos deben ser centros de vida y de esperanza donde se promuevan, junto con el servicio de los capellanes, los comités éticos, la formación del personal sanitario laico, la humanización de los cuidados a los enfermos, la atención a sus familiar y una particular sensibilidad hacia los pobres y los marginados. El trabajo profesional ha de concretarse en un auténtico testimonio de caridad, teniendo presente que la vida es un don de Dios, del cual el hombre es solamente administrador y garante".

(Mensaje en la XI Jornada Mundial del Enfermo. 2-II-2003).

Ancianos

"Hace falta que se considere al anciano en su dignidad de persona, dignidad que no merma con el pasar de los años y el deterioro de la salud física y psíquica. Es evidente que esta consideración positiva sólo puede encontrar terreno fecundo en una cultura capaz de superar los estereotipos sociales, que hacen consistir el valor de la persona en la juventud, la eficiencia, la vitalidad física y la plena salud. La experiencia dice que, cuando falta esa visión positiva, es fácil que se margine al anciano y se le relegue a una soledad comparable a una muerte social".

(Carta a la Asamblea de la ONU de Madrid sobre Envejecimiento. 3-IV-2002).

Sufrimiento

"Está bien buscar medios nuevos y eficaces para aliviar el sufrimiento, pero el padecimiento sigue siendo un hecho fundamental de la vida humana. En cierto sentido, es tan profundo como el hombre mismo y afecta a su misma esencia. La investigación y los cuidados médicos no explican del todo ni eliminan completamente el sufrimiento. Las diversas religiones de la humanidad siempre han tratado de responder a la pregunta del sentido del dolor y reconocen la necesidad de mostrar compasión y bondad a los que sufren. Por eso, las convicciones religiosas han dado origen a prácticas médicas encaminadas a tratar y curar las enfermedades, y la historia de las diferentes religiones registra formas organizadas de asistencia sanitaria a los enfermos, practicadas ya desde tiempos muy antiguos”.

(Mensaje en la X Jornada Mundial del Enfermo. 11-II-2002).

Salud y Poder

"La Iglesia, al salir al encuentro de las personas que están enfermas, sufren o son discapacitadas, se siente impulsada por el deseo de anunciar y testimoniar el evangelio de la vida. Ante una difundida cultura de indiferencia y, a veces, de desprecio por la vida, y ante la búsqueda inescrupulosa de predominio por parte de algunos sobre otros, con la consiguiente marginación de los pobres y débiles, hoy es más necesario que nunca ofrecer sólidos criterios para que el ejercicio del poder en el mundo de la salud esté en todas las circunstancias al servicio de la dignidad de la persona humana y del bien común".

(Discurso en la Conferencia Internacional Salud y Poder. 17-XI-2001).

Investigación

"Cualquiera que sea el campo de la investigación, del trabajo científico o creativo, quienquiera que aplique en él su ciencia, su talento y sus esfuerzos debería preguntarse en qué medida su obra forja primero su propia humanidad; luego, si hace que la vida del hombre sea más humana, más digna de él; y, por último, si en el marco del desarrollo, del que es autor, el hombre "se hace de veras mejor, es decir, más maduro espiritualmente, más consciente de la dignidad de su humanidad, más responsable, más abierto a los demás, particularmente a los más necesitados y a los más débiles, más disponible a dar y prestar ayuda a todos".

(Discurso a un grupo de rectores universitarios de Polonia. 30-VIII-2001).

Sida

"Me parece oportuno recordar lo que subrayaba el Concilio Vaticano II sobre el destino universal de los bienes de la tierra: "Por su naturaleza misma, la propiedad privada tiene también un carácter social, fundado en la ley del destino común de los bienes". En virtud de esta hipoteca social, traducida en el derecho nacional, con la afirmación del derecho de cada individuo a la salud, pido a los países ricos que respondan a las necesidades de los millones de enfermos de sida de los países pobres con todos los medios disponibles, para que estos hombres y mujeres puedan tener acceso a las medicinas que necesitan para curarse".

(Carta a Kofi Annan, secretario general de la ONU con motivo de la Asamblea de la ONU sobre el Sida. 21-VI-2001)

Biotecnología

"El servicio al hombre nos obliga a proclamar, oportuna e importunamente, que cuantos se valen de las nuevas potencialidades de la ciencia, especialmente en el terreno de las biotecnologías, nunca han de ignorar las exigencias fundamentales de la ética, apelando tal vez a una discutible solidaridad que acaba por discriminar entre una vida y otra vida, con el desprecio de la dignidad propia de cada ser humano".

(Carta Apostólica Novo millennio ineunte. 6-I-2001).

Trasplantes

"Expreso mi esperanza de que la investigación científica y tecnológica en el campo de los trasplantes, gracias a la labor de tantas personas generosas y cualificadas, siga progresando y se extienda también a la experimentación de nuevas alternativas al trasplante de órganos, como las prometedoras invenciones recientes en el área de las prótesis. De todos modos, se deberán evitar siempre los métodos que no respeten la dignidad y el valor de la persona. Pienso, en particular, en los intentos de clonación humana con el fin de obtener órganos para trasplantes: esos procedimientos, al implicar la manipulación y destrucción de embriones humanos, no son moralmente aceptables, ni siquiera cuando su finalidad sea buena en sí misma. La ciencia permite entrever otras formas de intervención terapéutica, que no implicarían ni la clonación ni la extracción de células embrionarias, dado que basta para ese fin la utilización de células estaminales extraíbles de organismos adultos".

(Discurso a los participantes en el XVIII Congreso Internacional de Trasplantes. Roma, 1-IX-2000).

Papel del médico

"La experiencia enseña que el hombre necesitado de cuidados preventivos o terapéuticos manifiesta exigencias que sobrepasan la patología orgánica en acto. No espera del médico sólo un tratamiento adecuado -que además, tarde o temprano terminará fatalmente por resultar insuficiente-, sino la ayuda humana de un hermano que le haga compartir una visión de la vida en la que cobre sentido también el sufrimiento y de la muerte. Y, ¿dónde podría encontrarse esta respuesta pacificadora a los interrogantes supremos de la existencia, si no es en la fe?”.

(Discurso al XV Congreso Internacional de Médicos Católicos. 3-X-1982).

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