domingo, septiembre 11, 2005

Cómo manipular una encuesta

Siete técnicas para manipular una encuesta
Ya no hablamos de cómo se publica sino incluso de cómo, cuando y a quién hacen las preguntas. 'Crisis Magazine' señala las 7 técnicas más comunes.

¿Te ha sucedido alguna vez? Suena el teléfono, es un encuestador haciendo un sondeo sobre política, religión, moral... ¡Por fin podemos dar nuestra opinión! Es difícil, porque las preguntas están fraseadas de forma extraña, pero elegimos entre las opciones que nos dan. Días después, al leer sondeos en la prensa, no se parecen nada a lo que dijimos.

La revista norteamericana Crisis Magazine explica a sus suscriptores “los 7 secretos que los encuestadores no quieren que conozcas”, siete técnicas que usan algunos institutos de sondeos en diversos grados para “orientar” los resultados. Los repasamos brevemente.

Técnica 1: dar ideas por supuesto

“¿Cree usted que el derecho de una mujer a elegir debería restringirse por ley federal? ¿Sí, no o no está seguro?”

Respondas lo que respondas, se da por supuesto que estás de acuerdo con el derecho de una mujer “a elegir”... (a elegir abortar, se entiende). Más aún, que lo consideras “derecho”. Y si respondes “sí, que se restrinja” se entiende que estás denegando un derecho, lo cual siempre suena mal porque ¡tenemos derecho a tener derechos!

Con esta técnica, se consigue que el encuestado esté de acuerdo con la ideología del sondeo incluso antes de que se le haga la pregunta. La pregunta incluye una afirmación ya ideológicamente decantada y la respuesta, sea cual sea, sirve a la causa del encuestador.

Otras veces no sólo tiene una carga ideológica sino incluso emotiva: “¿cree usted que deberíamos dejar que el medio ambiente continúe su camino hacia la destrucción?” Se da por supuesto que el medio ambiente va camino a la destrucción, una expresión muy emotiva.

Ante esta técnica, el encuestado debe elegir: responder la opción que más se acerque a sus ideas o decir “no puedo responder esta pregunta porque la premisa ya es errónea; hágame otras preguntas que estén formuladas correctamente”.

Técnica 2: la pregunta super-fácil

“¿Cree usted que los europeos de raza negra deberían tener el mismo trato en el trabajo que los de raza blanca? ¿Sí, no, o no está seguro?”

Sólo los racistas dirían que no. ¿Por qué hacen una pregunta tan fácil? ¿Para averiguar el nivel de racismo de la población? Eso no se averigua con preguntas tan evidentes. Se trata de preguntas tan obvias, que apenas justifican la encuesta...

La realidad es que luego salen unos titulares que apenas tienen que ver con la pregunta, con respuestas ya preparadas y un marco ya prefabricado. La encuesta super-fácil es sólo una excusa para publicar una serie de eslóganes. ¿Qué eslóganes? Preguntando qué entidad ha encargado la encuesta podemos hacernos una idea... si el encuestador no nos dice quién es el cliente, podemos negarnos a responder más preguntas.

Técnica 3: la falsa opción

Es la que te obliga a elegir entre dos opciones, cuando la respuesta exacta es otra. Por ejemplo:

“La prohibición de la Iglesia Católica de ordenar homosexuales activos ¿los discrimina? ¿Si, no, no está seguro?”

Por supuesto, es técnicamente innegable que esta norma discrimina a los homosexuales activos –en el sentido de seleccionar, optar por unos candidatos y rechazar otros–, ya que al llevar a cabo una actividad contraria a la enseñanza moral católica resultan malos candidatos para el cargo. Pero si respondemos: “sí, es evidente que les discrimina”, ya podemos imaginar el titular: “el 90% de los católicos denuncia que la Iglesia discrimina a los homosexuales”. Con este tipo de preguntas se obtienen a menudo esos resultados en los que los feligreses se pronuncian contra la doctrina católica en porcentajes enormes.

Una opción que tiene el encuestado es saltarse la formulación técnica de la pregunta y responder lo que más le interesa para defender su opción. Un católico que quiere que la Iglesia salga bien en la encuesta puede decir: “no, la Iglesia no discrimina” (y no lo hace en el sentido que los lectores de titulares entenderán).

Técnica 4: información insuficiente

Esta técnica consiste en camuflar el tema para que no respondas lo que normalmente responderías.

“¿Piensa usted que se debería someter a los recién nacidos a un tratamiento médico que puede causar infecciones abdominales que incluso pueden llegar a amenazar su vida?”

“No, por Dios”, responderíamos. Pues bien, quitar el cordón umbilical es exactamente eso, un tratamiento médico, que sólo en ciertas condiciones extremas puede producir una infección.

Es evidente que todo el mundo está a favor de que se corte el cordón umbilical a los recién nacidos. Por eso esta técnica se usa para preguntar por temas muy impopulares. La mejor defensa es estar atentos al leer la pregunta: ¿de qué están hablando en realidad, por qué no son más concretos en decir a qué tratamientos, infecciones, etc... se refieren?

Técnica 5: datos falsos y simples mentiras

“¿Está usted de acuerdo con la doctrina católica de la infalibilidad papal, según la cual el Papa es incapaz de cometer pecados? ¿Sí, no, no está seguro?”

El engaño está en que la doctrina católica no dice eso. La doctrina católica dice que el Papa es protegido de hacer un error doctrinal cuando define solemnemente un asunto de fe o moral; no dice que el Papa no pueda pecar; el Papa peca y se confiesa como cualquier católico.

Debido a la ignorancia de la gente –católicos incluidos– muchos votarían “no a la infalibilidad, el Papa no está libre de pecar”.

En la historia del aborto en EEUU esta técnica se ha usado con profusión. El profesor Raymond J. Adamek, sociólogo de la Kent State University, publicó un estudio titulado “Sondeos sobre el aborto 1965-1998: ¿diseñados para medir o para moldear la opinión pública?”. En el estudio encontró que de 1973 a 1998, hubo 8 grandes empresas encuestadoras que en 85 ocasiones describían la sentencia Roe vs. Wade como si permitiese el aborto “durante los 3 primeros meses de embarazo”, cuando lo cierto es que Roe vs. Wade permite el aborto en cualquier momento del embarazo y por cualquier causa.

La única forma de contrarrestar esta técnica es estar informado, ser un ciudadano atento que conoce los temas principales del debate social.

Técnica 6: la llamada a la hora de comer

¿Por qué los encuestadores llaman a tu casa a la hora de comer? ¿Para asegurarse que estás en casa? ¿O para aprovechar que es un momento que estás especialmente atareado con la comida en el fuego y los niños pidiendo el segundo plato, y que así respondas las preguntas corriendo y sin pensarlas mucho?

La única solución a esto es dejar que se te enfríe la sopa y pensar con tranquilidad las respuestas a las preguntas de la encuesta. Es tu forma de hacer oír tu voz e influir en la sociedad.

Técnica 7: entrevistar a la audiencia equivocada

Si quieres saber lo que las mujeres piensan de un tema, ¿a quién encuestarás? A mujeres, claro. ¿Y si quieres saber lo que piensan los católicos? A católicos, ¿no? Pero ¿cómo sabes quién es católico?

Una de las grandes empresas de sondeos, John Zogby, cuando quiere encuestar católicos les pregunta si lo son. Parece razonable pero... ¿cuánta gente dice ser católica sin haber ido a misa en 20 años? En EEUU uno puede considerarse a sí mismo católico simplemente porque su abuelo era polaco y su madre irlandesa. ¿Puede una encuesta considerar “católicos” a quienes no practican ni la asistencia al culto ni creen ni conocen lo básico de la doctrina? Las encuestas más serias suelen usar el criterio de la práctica como “ir a misa”, que al menos es un indicador: los que no van nunca; los que van sólo ocasionalmente (Navidad, Pascua), los que van 2 o más veces al mes; los de misa semanal y los que van dos o más veces por semana.

Cuando una encuesta hable de “izquierdas”, “derechas”, “católicos”, etc... seamos críticos y veamos cómo han definido cada uno de estos campos.


2 comentarios:

Unknown dijo...

Buen artículo el que referencias. Yo como medida de higiene he decidido que no doy información cuando me hacen una encuesta. Otra posibilidad es analizar lo que te preguntan, pensar qué buscan y contestar (aunque mientas) lo que más te convenga.

T dijo...

Critico , las grandes encuestas que se hace por ahí, sí incurren en estos vicios. Conviene distinguirlas de las chapuceras de quien no sabe ni manipular..

Hace unos años, pensando que nunca me encuestaban decidí responder a una. Me la traja a casa: eran más de 500 preguntas sobre sexo. Daban por supuesta la zoofilia y ciertas desviaciones más: ¿cuándo tuvo usted...? Y yo me preguntaba y si no la tuve qué hago? Me imagino que uno no pierde tiempo en eso, pero es evidente que de un reducido número de respuestas salen los datos.

Lo mismo cabría decir de formas de preguntar y de encerronas. Cuando era estudiante conseguí que en la facultad dedujera el derecho de una ciudad interior a ser puerto de mar y de que otra ciudad tuviera también el Museo del Prado...