viernes, octubre 21, 2005

Mi hijo nació en un hogar de acogida

PATRICIA

Me sentí muy deprimida y pensé en un aborto. No me importaba morir y creía que era la solución. En una estación del Metro vi un cartel que decía ¿embarazo no deseado? ¿necesitas ayuda? y aparecía un teléfono al que llamé y como pensaba que no tenía nada que perder acepté asistir a una entrevista personal .


Durante el embarazo me recibieron en el Hogar de Acogida, me ayudaron con lo que necesitaba y todo el tiempo tuve el cariño y respaldo, que me hicieron ver la vida de otra manera.

MARCELA

Mientras estuve en el Hogar continué asistiendo a la Universidad. Me sentí muy acogida y siempre estaban pendientes de mis controles médicos y de lo que me pudiera faltar.


Mi hijo es la personita que más quiero en este mundo y me ha dado las fuerzas para querer salir adelante y en las noches cuando lo veo dormidito y pienso que casi fui capaz de abortarlo, le doy gracias a Dios por mostrarme el camino correcto.

CRISTINA

Cuando la prueba de embarazo dio positiva vi mi vida echa pedazos.

Pensé que el aborto era la solución a mi problema, por lo que empecé a experimentar con un montón de pastillas y brebajes que no lo provocaron, pero que me agregaron la incertidumbre de creer que mi bebé vendría con malformaciones.

En el Hogar de Acogida a la Vida consiguieron que un médico me hiciera una ecografía. Cuando la vi moviéndose y chupando su dedito sentí una emoción que no puedo describir y también escuché los latidos de su corazón y desde ese momento supe que mi hija nacería.

JENNIFER

Mi madre murió cuando tenía 2 años y mi padre no pudo hacerse cargo por lo que mis hermanos y yo fuimos internados en Hogares de Menores.

Yo crecí en el Hogar de la Fundación Regazo, me trataron bién y pude estudiar, pero hubiera querido poder tener a mi mamá

Cuando estaba en tercero medio me enamoré de un compañero de colegio. Me dí cuenta de mi embarazo cuando ya tenía cuatro meses. ¡Dios mío! no podía ser verdad. Creí que era un mal sueño.

El aborto nunca fue una idea clara en mi mente. Traté de pensar que el embarazo no era real, pero se me empezó a notar. Las hermanas se dieron cuenta y me dijeron que por estar embarazada no podía seguir en el Hogar de Regazo y consiguieron la posibilidad de ir a otro Hogar donde recibían a jóvenes embarazadas.

En el Hogar de Acogida a la Vida, viví poco más de año y medio. Mi hija nació en Octubre y era muy chiquita. Al principio se me hizo difícil cuidarla, pero fui aprendiendo y también pude terminar cuarto medio y obtuve mi título en electrónica.

La asistente social del Hogar de Acogida a la Vida me ayudó mucho. Me tuvo paciencia y siempre se preocupó por mí y por mi hija. Gracias a ella pude restablecer contacto con mis hermanos y volvimos a estar juntos, pues ellos me recibieron con mi hija en la casa donde viven.

Me gusta ser madre a pesar de que mi embarazo no fue planeado. Mi hija me da fuerzas para superarme y siempre voy a estar con ella, pues nadie mejor que yo sabe lo importante que es para un hijo tener a su madre.

ROSANA

Quedé embarazada cuando estaba por terminar los estudios, que me permitirían alcanzar uno de mis sueños: ser una bailarina profesional.

Durante los ensayos sentía náuseas y mareos, por lo que me hice una prueba de embarazo que resultó positiva. Me decía a mi misma, “no puede ser”. No podía tenerlo. ¿Qué pasaría con mis sueños? y ¿Qué sería de mi vida?


No contaba con el padre de mi guagua, pues con él solamente tuvimos una relación ocasional. Se lo dije a mi mamá, quien por temor a la reacción de mi padrastro me propuso abortar y consiguió una dirección, dónde podían hacerlo.

Cuando fuimos a ese lugar el médico me hizo una ecografía y dijo que tenía que volver por la noche para poder hacerme el aborto. Al salir de ahí mis piernas temblaban y el miedo se apoderó de mí. Lo único que sabía era que yo no regresaría.

Tuve que abandonar mi casa, ya que mi padrastro no permitió que siguiera ahí. Una amiga me tuvo por unos días en el pequeño cuarto que arrendaba y también me acompañó al Hogar de Acogida a la Vida para pedir que me recibieran.

En el Hogar estuve durante todo el embarazo. Fue un período difícil, ya que me invadió una profunda depresión y no sé que habría hecho sin el apoyo de mi amiga, de las personas del Hogar y del psiquiatra que consiguieron que me atendiera.

Mi hijo nació y cuando me lo pusieron en el pecho recibí su calor, lo que fué una experiencia maravillosa. Me siento muy unida a él. Al tenerlo entre mis brazos he recuperado las fuerzas y el empuje para intentar salir adelante.

Trabajaré en lo que sea. Una de mis antiguas profesoras me ha ofrecido hacer clases de baile en una Academia. Estoy muy contenta, pues con el dinero que logre juntar podré arrendar un lugar para vivir cuando deje el Hogar.

Espero algún día poder terminar mi carrera de bailarina. Mis prioridades han cambiado. Ahora lo más importante y lo que me llena de alegría es mi hijito. Sin él mi vida estaría incompleta.

ANGELICA

Nací y fui criada en Guariulihue, un lugar agrícola cercano a Coelemu en la Octava Región. Siempre ayude a mi familia con el trabajo en el campo y solamente estudié hasta octavo básico.

Una prima venía a trabajar a Santiago y me invitó a venir con ella. Durante tres años trabajé como asesora del Hogar puertas adentro y así podía mandarle dinero a mis papás y hermanos que estaban en el sur.


En Santiago conocí a quien fue mi pololo por dos años. La verdad es que me ilusioné y pensé que nuestra relación era algo serio, lamentablemente cuando quedé embarazada pude comprobar que estaba equivocada, pues se desentendió de la situación y la última vez que lo ví me dió dinero para que me hiciera un aborto.

La verdad es que no sabía que hacer. A veces pensaba que el aborto era lo mejor, pero no estaba segura y tenía miedo a que me pasara algo.

A los cinco meses de embarazo se lo conté a mi patrona, quien me dijo que conocía un Hogar donde podían ayudarme. Ella misma me llevó a hablar con la asistente social del Hogar, la que me entregó la orientación que necesitaba y los antecedentes para empezar a realizar los controles médicos. Me quedé tranquila, ya que me recibirían cuando el embarazo estuviera más avanzado y no pudiera trabajar.

Lamentablemente cuando me hicieron los exámenes el doctor descubrió que mi hijo venía con Hidrocefalia. Grité y lloré amargamente. Todo el tiempo me preguntaba ¿Por qué me pasa esto a mí?.

Me deprimí muchísimo y casi todos los días debía asistir al hospital, lo que me impedía cumplir con mi trabajo. Cuando tenía 26 semanas de gestación llegué al Hogar de Acogida a la Vida, donde todos me apoyaron mucho, se preocupaban por mí e incluso me acompañaban a los controles médicos.

Mi hijo José Manuel nació por cesárea. Cuando lo ví por primera vez, me dió mucha pena, porque era tan chiquitito y su cabecita estaba con tantas válvulas y mangueras para extraer el líquido que tenía. Permaneció cerca de tres meses en el hospital y antes de darlo de alta me enseñaron como lo tenía que cuidar.

Estoy tan agradecida del Hogar, pues a mi hijo y a mí siempre nos trataron con cariño. Me ayudaron con todo lo que mi hijo necesitó y algunas cosas como las válvulas eran muy caras.

Cuando José Manuel cumplió un año dejamos el Hogar de Acogida y a mi hijo lo pude llevar al Pequeño Cottolengo, donde lo visito todas las semanas. He podido salir adelante, retomé mi trabajo en una casa particular y si bién lo que me ha tocado vivir no ha sido fácil, al contemplar la inocente mirada de mi hijo, me doy cuenta que todos los sacrificios han valido la pena.

CARMEN GLORIA

Yo soy hija de una mamá soltera. Quedó embarazada a los 20 años. Cuando yo tenía seis meses encontró trabajo con un matrimonio que no tenía hijos. Ellos son mis padrinos de bautizmo y desde que recuerdo viví junto a mi mami en esa casa.

Cuando empezaba el segundo año de la carrera de Ingeniería quedé embarazada. Pensé que una posibilidad era el aborto, pues tenía mucho temor a la reacción de mis padrinos.

Mi pololo me apoyaba en lo que yo decidiera y me comentó que un amigo le había dado una dirección donde podían ayudarnos. Hicimos una cita y acudimos a ese lugar que resultó ser la oficina del Hogar de Acogida a la Vida de Santiago.

La persona que nos atendió nos abrió los ojos sobre lo que era un aborto, sobre el desarrollo del bebé en gestación y nos tranquilizaron, dándome la seguridad que contaría con un lugar donde vivir.

Cuando mis padrinos se enteraron del embarazo se enojaron conmigo y no quisieron que continuara con ellos en la casa. Al principio fue un drama, pues nunca había estado en otra parte y mucho menos lejos de mi madre.

Ingresé al Hogar cuando tenía dos meses de embarazo. Continué asistiendo a la Universidad, pero no alcancé a terminar el año, pues mi hija nació en Octubre y quedé con los exámenes pendientes para el año siguiente.

No sé lo que hoy sería de mi vida si me hubiera practicado un aborto y doy gracias a Dios por haber encontrado ayuda. En el Hogar me sentí muy querida y encontré la tranquilidad que necesitaba. Siempre recuerdo cuando en una madrugada empezaron las contracciones. Tenía miedo, la encargada del Hogar que estaba de turno me llevó al hospital y me acompañó con mucho cariño hasta que entré a la sala de partos.

Mi hija ya cumplió 9 años. Me casé con un hombre muy bueno que la quiere como si fuera propia y Dios nos ha permitido darle un hermano, que tiene tres años. Estoy muy contenta y amo a mi familia. Si bién he tenido que trabajar duro, suspender mis estudios y ahora continuar en horario nocturno no me arrepiento de las decisiones que he tomado.


DURANTE MI ESTADÍA EN EL HOGAR

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