domingo, enero 22, 2006

La atracción del zoo son tus hijos



Alan Paul cuenta en un artículo (When the Big Attraction At the Zoo Is You) su experiencia en el zoo de Pekín, que visitó en compañía de sus tres hijos. Después de librarse de los vendedores que les asaltaron nada más bajarse del taxi -"la escena de tanta carne fresca fue irresistible para ellos"- e intentar orientarse en un zoo sin mapas, sin recorridos y sin las "equis que señalan Vd. está aquí", comenzó a notar que los demás visitantes les miraban, se paraban ante ellos, sonreían, cuchicheaban.
Pensó que quizás les sorprendían los rasgos occidentales, los ojos azules y el pelo rubio de sus hijos. Los visitantes se fueron acercando: "Ni hao, ni hao (hola, hola)", saludaban a su hija de cinco años, Eli. Un padre le pidió tomarles una foto. Otras dos mujeres hicieron lo mismo: "Estaban entusiasmadas y me agradecieron efusivamente que les permitiera fotografiar a mi hija junto con las suyas". ¿Qué estaba ocurriendo?, se pregunta Paul. "Lo que estaba ocurriendo era nosotros". Al poco tiempo estábamos rodeados por un anillo de gente que nos miraba, sonreía, tomaba fotos. "La pequeña Eli se divertía; mi siguiente hija, Anna, parecía un poco avergonzada pero no le disgustaba la escena; Jacob, de siete años, estaba empezando a incomodarse, se me acercó y me dijo al oído: 'Papá, vámonos de aquí'".

Nos movimos, continúa Paul. "Un hombre mayor trató de ayudarnos pero no conseguía entender que buscábamos el acuario, a pesar de mis gestos. Miró a mis hijos y contó con sus dedos: "Eee, Ahr, Sun (uno, dos, tres), entonces me dedicó una amplia sonrisa, levantó el pulgar y me apretó la mano vigorosamente". Se trataba de eso: "Tener tres hijos en China llama mucho más la atención que el pelo rubio y los ojos azules".

Paul sigue diciendo que intentó explicar a sus hijos porqué se habían convertido en la atracción del zoo. "'En China, las familias solo pueden tener un hijo'. Los ojos de la pequeña Eli se abrieron y comprendí que temió de pronto que nos tuviéramos que librar de ella y de Anna. 'Pero tranquila, es solo para los chinos', le dije".

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Adopcion Espiritual

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