Un supermercado social

La crisis afecta cada vez a más familias. Los datos de paro reflejan este drama social y muchas personas se encuentran sin ningún tipo de remuneración monetaria a fin de mes. Pero ¿cómo poder comer sin que haya ingresos monetarios? Una barra de pan a diez céntimos o un kilo de harina cuesta 0,65 euros e incluso jamones a 32 euros la pieza.

o se tratan de descuentos u ofertas, ni tampoco de la época de rebajas. Se trata de un “Un supermercado social”. Precios reales, eso sí muy bajos, debido a la falta de ánimo de lucro y de intermediarios. Diferencias de hasta el 70% por debajo del precio en otras grandes superficies en legumbres, leche, café, frutas y hortalizas. También en embutidos y congelados. Los productos que se venden a estos precios vienen de la huerta o directamente de la fábrica.

La promotora de este proyecto, Consuelo de Miguel Sánchez, demuestra con este nuevo concepto de mercado de alimentación que una familia de cuatro miembros puede desayunar, comer y cenar por un total de 20 euros al mes. Facilitando el aumento de la renta disponible para hacer frente a otros pagos como la luz o el gas.

Asimismo, espera que le copien esta idea. En sólo cuatro semanas, el supermercado ya tiene 600 personas inscritas.

guel Sánchez narra como desde su profesión de asistente social, aunque ejerciendo de dirección, comenzó a darse cuenta que con una economía en continúa contracción, comenzó a estudiar todos los supermercados en una hemeroteca. Entonces, según declara, “su intención era ayudar a las personas de clase media-baja, con especial interés en su la alimentación, ya que

No obstante, muchas han sido las acciones solidarias en favor de estas personas que se encuentran sin un céntimo en su cuenta corriente cada 31 días debido a la falta de ingresos, entre ellas un “supermercado social” que se encuentra en la localidad de Plasencia (Cáceres), donde se intenta facilitar la cesta de la compra a personas con pocos recursos económicos.

En declaraciones al programa de IntereconomiaTV “Mucho que decir”, de M

ia su juicio es lo más principal en su vida”.

Apunta que todas las semanas realizan ofertas, por ejemplo, señala que “por 35-32 euros pues puedes adquirir un jamón”, que dice que “se utiliza como antidepresivo y que también es un derecho que tienen estas personas”. Además, asegura que no se trata de excedentes de ningún sitio ni de marcas blancas. Directamente vienen de fábrica.

La única disposición para poder disfrutar de estos precios es acreditar que no se dispone de los suficientes ingresos. Las personas entrevistadas en el vídeo elogian esta medida como “una bendición” y dan las gracias a Consuelo.

Además, cabe destacar que este tipo de centros ya existen en otros países de la Unión Europea, como Alemania o Francia, la nota diferenciadora la puesto Consuelo de Miguel, quien ha contratado a personas con algún tipo de discapacidad, facilitando de esta forma su integración en el mercado laboral.

La idea, tras los elogios recibidos, podría trasladarse a otras ciudades.