sábado, mayo 08, 2010

Seguimos sonriendo... ¿te identificas?

Yo tampoco entiendo por qué se lía tanto el cable de los auriculares.

Cuando yo tenía tu edad, los bollycaos eran mejores y llevaban cromo.

Señoras que hablan por la calle y se paran en seco para dramatizar la conversación.

Señoras que abren los regalos sin romper el papel y luego lo guardan.

Cuando digo “perdona” no me disculpo, sino que pido que te apartes.

A mí también me da miedo la frase “tenemos que hablar”

Yo nunca vi al señor que regalaba droga en la puerta del colegio.

Yo también creo que las moscas traman algo con esa frotada de manos

Hablar con alguien mientras intentas recordar de qué lo conoces.

Esa sensación de que vas a morir cuando inclinas mucho la silla hacia atrás

Feas que se hacen hippies para hacer creer que no les importa ser feas.

A mí también me pica la nariz cuando llevo bolsas en las dos manos.

Yo también jugaba a no pisar las líneas del suelo.

Yo también me comí el colacao a cucharadas y me dio tos.

Arriesgas tu vida cogiéndome patatas fritas del plato.

Saludar a alguien, equivocarte y saludar al infinito disimuladamente…

Yo también acelero cuando veo el semáforo en ámbar.

Abuelas que dan dinero a sus nietos a escondidas.

Gente que cuando esta deprimida escucha música depre para sentirse peor.

Señoras que dicen en las noticias que su vecino asesino “siempre saludaba”.

Yo también iba a la papelera a sacar punta para hablar con mis amigos.

"No os preocupéis, el examen es fácil" ¡Miau!

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2 comentarios:

Leona catalana dijo...

Je je je... me identifico en unos pocos, como el de guardar el papel que envuelve un regalo, pero esto dejé de hacerlo hace tiempo porque ya no sabía dónde meterlo, ¡ja ja ja!

Que me digan "Tenemos que hablar", siempre me ha puesto en guardia, sí...

No pisar las lineas del suelo es una costumbre que tengo muy arraigada, como la de evitar pisar la sombra del tronco de un árbol o la de una persona, aunque esto último es dificil.

Cuando estoy depre escojo un libro terrible, sí, para llorar a moco tendido. (A cambio de la música).

Un abrazo, guapa.

Galsuinda dijo...

A mí lo del “tenemos que hablar” siempre me dio pavor.

Lo de "hablar con alguien mientras intentas recordar de qué lo conoces" ya se convirtió en crónico: tiro por la calle del medio y pregunto... y casi todo el mundo confiesa que le pasa algo parecido, sobre todo desde que que la edad y el nuevo look propio de la misma nos pone en un brete. ;)