jueves, junio 20, 2013

Recuerdos del niño que no nació


miércoles, junio 19, 2013

Cinco pasos para sanar las heridas del aborto

Manfred Müller, editor de la revista Medizin und Ideologie ("medicina y ideología"), una asociación de médicos pro-vida en Europa de habla alemana, es el autor de un pequeño libro de 40 páginas, Fünf Schritte - die Heilung der Abtreibungswunden ("Cinco pasos para sanar las heridas del aborto"), pone de manifiesto formas de curar el "Síndrome post Aborto" (Abreviatura en Inglés "PAS", en español SPA). 

Tres preguntas a este especialista de literatura y que también es teólogo


ASME: Sr. Müller, qué actitudes se debe evitar con las mujeres que han tenido abortos?
Manfred M. Müller: En primer lugar, los juicios de los que lo saben todo, y segundo, igualmente devastador, la palabras tranquilizadoras sin limite. Y aquí está el porqué.
Ninguno de nosotros sabe la historia de las mujeres que tienen abortos, ni los hombres. ¿Qué heridas hay en sus vidas? ¿Cual a sido el detonante, empujándoles a este mortal corto-circuito que es el aborto? ¿Cual han sido las presiones o egoísmos, los móviles decisivos?
Sin embargo, no podemos concluir que es necesario minimizar el aborto. El hombre o mujer, saben muy bien, en el fondo, que su decisión es errónea.

¿Cuáles son las resistencias que deben renunciar la mujeres afectadas al SPA, para ir hacia su sanación?
La represión, la proyección y la justificación. 
La represión puede ser tan violenta que una mujer sin duda recordará otras operaciones, pero no un aborto; aunque sea solo de un año. La proyección significa el hecho de descargar en los demás su propia responsabilidad. La justificación, en actuar a la ofensiva: se defiende, se aprueba alto y claro el aborto bloqueando de inmediato cualquier confrontación con lo vivido.

¿Qué pasos debe afrontar una mujer afectada por  SPA para su curación?

1. La mujer tuvo que decir sí a su sufrimiento. Este sufrimiento no se oculta o reprime. La mujer admitió que el sufrimiento tiene que ver con el aborto.

2. La mujer le llama por su nombre a lo que pasó. El aborto no es una interrupción voluntaria del embarazo, sino el asesinato de su hijo.

3. La mujer confiesa su culpa. Puede que haya sido sometida a una gran presión cuando acepto abortar. Pero es necesario que la mujer diga que también es responsable de la aborto.

4. La mujer quiso la reconciliación. La reconciliación con su hijo muerto. La reconciliación con los que la empujaron a abortar. Pero también la reconciliación consigo misma, y la reconciliación con Dios, el Creador de la vida, a través del arrepentimiento y la confesión.

5. La mujer elige la vida. Durante el aborto, resultó que apagó la vida de un niño no nacido. Ahora la mujer entiende que la vida es un regalo que ahora elige la vida, que antes negó.

El aborto no resuelve los problemas, sino que crea unos más grandes. Y esto es especialmente para la mujer que no sirve para nada de minimizar y de desdramatizar las consecuencias del aborto. Muy concretamente, ASME proporciona asesoramiento y ayuda para encontrar una solución que permita mantener con vida a los niños y preservar las mujeres de las pesadas consecuencias del aborto.

 Fuente ASME

miércoles, junio 12, 2013

La sanación de las heridas desde el amor de Jesucristo

María José Mansilla, directora nacional de Spei Mater, nos habla de cómo la Divina Misericordia perdona y cura el corazón de todos y en especial relación con la sanación de las heridas producidas por el aborto. Muy interesante para todos.


Capacitación del Proyecto Raquel en la Argentina

 Durante los días 18,19,20,21 del presente mes tendrá lugar la capacitación del Proyecto Raquel, para el acompañamiento pastoral de sanación y reconciliación postaborto.

Está dirigida a sacerdotes, voluntarios y colaboradores de GRAVIDA, la red de CAMs de Argentina.
Para obtener mas informacion pueden escribir a capacitacion.praquel @ gmail.com 


«Queremos llevar el "aceite del consuelo y el vino de la esperanza»  a esos corazones heridos y desconsolados en la búsqueda de la paz y perdón, con la convicción de que es el mismo Señor que sana cuando abraza con su misericordia.

Grávida 2013


viernes, junio 07, 2013

Mantener el derecho al aborto es sostener la corrupción del Estado

Mons. Reig: «Mantener el derecho al aborto es sostener la corrupción del Estado»


Parece mentira que cueste tanto derogar la ley actual del aborto que consagra como bien jurídico el “derecho” a destruir una vida inocente en el seno de la madre. Ante el retraso, en la anunciada derogación de esta ley, y la supuesta incertidumbre del partido que sustenta al gobierno de la nación, se ha desatado otra vez toda la maquinaria de propaganda pro-abortista, utilizando, como siempre, casos límite para manipular los sentimientos de las personas y generar confusión.

Analicemos brevemente el engaño de los eslóganes a favor del aborto y, en general, la manipulación del lenguaje que se utiliza. Cuando hablamos del aborto, ¿se trata de una ‘interrupción’ del embarazo? No. El aborto procurado es la eliminación de un ser humano inocente. ¿Se trata de una cuestión de salud reproductiva o sexual? En absoluto. El aborto no cura nada, sólo destruye. ¿Se trata de afirmar el derecho de la madre a decidir? Tampoco. La madre tiene derecho a decidir aquellas cosas – entendemos que buenas – que afectan a su vida personal, pero no tiene derecho a matar a nadie por el hecho de llevarlo en su seno. Pero ¿y si el feto es un agresor – como algunos aseguran con falsedad – contra la salud de la madre? El hijo concebido y no nacido es siempre inocente. Nunca es un agresor y merece acogida y respeto, y más dada su precariedad e indefensión. 

Nada debe hacerse – ni como fin ni como medio – que atente directamente contra él. Ahora bien, siempre que se cumplan los pertinentes criterios, se podrá intervenir con los tratamientos legítimos que correspondan, para curar a la madre, aunque se produzca – indirectamente y sin pretenderlo –, la muerte del hijo. [Cuando hablamos de ‘los pertinentes criterios’ para intentar la curación de la madre nos referimos a los siguientes: que la acción en sí misma – prescindiendo de sus efectos – sea buena o al menos indiferente; que el fin del agente sea obtener el efecto bueno y se limite a permitir el malo; que el efecto primero e inmediato que se sigue sea el bueno; y que exista una causa proporcionalmente grave para actuar]. En todo caso, nada impide que la madre renuncie a tratamientos legítimos por salvar la vida de su hijo.

Hechas estas aclaraciones vayamos al núcleo de la cuestión. Cuando hablamos de la vida humana concebida ¿hablamos de un ser humano? Por supuesto. Afirmar lo contrario supone prescindir de las evidencias científicas. Entonces ¿cuál es la razón para continuar afirmando el derecho al aborto? A mí modo de ver dos son, al menos, las razones. En primer lugar se trata de prolongar la misma ceguera espiritual que llevó a mantener la esclavitud como buena durante siglos. En segundo lugar se trata de afirmar un concepto de libertad perverso, despótico e insolidario. Mantener el derecho al aborto es sostener la corrupción del Estado. Si se puede matar al inocente indefenso, toda corrupción imaginable es posible y podría ser garantizada como «derecho».

La mujer no debe caer en este engaño. Ella también es víctima del aborto y merece el apoyo y la estima de toda la sociedad. La verdadera ayuda a la madre es sostenerla en su embarazo y ayudarla en la crianza de los hijos. Así pasaríamos de la cultura de la muerte a poner las bases para la civilización del amor.


+ Juan Antonio Reig Pla
Obispo de Alcalá de Henares