miércoles, enero 03, 2007

Las células madre embrionarias, desfasadas ante los nuevos avances bioquímicos


Josu de la Varga

El Premio Nobel de Medicina en 1998 considera que “en el futuro quizá sólo se usen factores de crecimiento” como el óxido nítrico

El hasta ahora frustrado empecinamiento de algunos investigadores e industrias biotecnológicas por experimentar con embriones para obtener células madre, con posibles aplicaciones terapéuticas, podría carecer totalmente de sentido en un futuro muy próximo.

Según el Premio Nobel de Medicina en 1998, Ferid Murad, las investigaciones sobre el óxido nítrico (NO) prevén que “en vez de células madre, en el futuro quizá sólo se usen factores de crecimiento” como el NO.

El monóxido de nitrógeno u óxido nítrico era hace 20 años conocido más como gas tóxico procedente de los automóviles o del humo del tabaco que por sus características fisiológicas. Identificarlo como molécula señalizadora en el sistema cardiovascular les valió el Nobel de Medicina y Fisiología de 1998 a tres farmacólogos estadounidenses, el mencionado Murad, Robert Furchgott y Louis Ignarro.

Gracias al descubrimiento de estos científicos, en la actualidad ya se pueden tratar con NO enfermedades tan diferentes como la angina de pecho y la disfunción eréctil, o conocer mejor otras dolencias como el asma, el Alzheimer o el cáncer.

Medicina de futuro

Murad asegura que el NO puede desempeñar una función determinante en el desarrollo de las células madre. “El trasplante de células madre ya es una realidad. Se realiza trasplante autólogo de médula ósea en pacientes que sufren enfermedades hematológicas severas, en los que han recibido un tratamiento de quimioterapia muy agresivo, o se inyectan células madre musculares en el corazón cuando se sufre un infarto”, dice el investigador, en referencia a las cualidades terapéuticas de las células madre adultas.

Sin embargo, continúa Murad, “en un futuro se conocerá el mecanismo de acción de los factores que, como el óxido nítrico, regulan el crecimiento de la célula. Cuando esto suceda, quizás, el tratamiento ya no sea el trasplante de células madre, sino sólo la administración de los factores capaces de inducir la expresión genética de las células en los tejidos”, augura el científico.

Con un más que prolífico y experimentado bagaje profesional a sus espaldas, Murad lanza un velado aviso a otros investigadores: “Los científicos somos pacientes con nuestras investigaciones, pero también debemos ser conscientes de que algunas veces se tiene éxito y otras no

Cómo actúa

El NO es un neurotransmisor y un mediador que se encuentra en todas las células del cuerpo y en los vasos sanguíneos, pero para que se active tiene que sufrir un proceso enzimático. Murad y su equipo partieron de la base de que de un sustrato como es un aminoácido, determinadas enzimas, denominadas sintetasas, producen la liberación del NO.

Una vez identificado el NO comprobaron que las acciones de este gas se generan como consecuencia de que el NO incita el siguiente paso, que es la inducción del gen GMP cíclico, el mediador común, el gran lector, la llave determinante que hace que se relajen suavemente las paredes de los vasos y tenga efecto anticanceroso, modulador o transmisor.

El NO se genera por la activación de tres enzimas, la NOS-1, NOS-2 y la NOS-3, y, dependiendo del tejido donde se genere y la enzima que lo sintetice, desempeña una función diferente: vasodilatación, modulación o transmisión.

Así, la enzima NOS-1 afecta a la memoria y a la enfermedad cerebrovascular. En el caso de la memoria, actúa sobre las células neuronales aumentando su actividad metabólica y regenerando lo que se haya destruido. En la enfermedad cerebrovascular, como es el caso del ictus, vasodilata e impide la trombosis.

El NO modula el sistema inmunológico y su falta puede causar inmunodeficiencia. En el asma se utiliza como prueba en los pacientes que sufren broncoconstricción para monitorizar el efecto beneficioso de los tratamientos broncodilatadores. "También está relacionado con los mecanismos que favorecen la división celular y la formación de nuevos vasos sanguíneos", añade el científico.

Murad advierte también de que, “como ocurre con cualquier sustancia que tenga efectos biológicos, se puede producir un efecto campana en el cual pequeñas dosis generan un beneficio progresivo pero hay un momento en el que se produce el efecto contrario”.

Aún así, su descubrimiento viene a cuestionar la continuidad de las investigaciones con embriones, que tan sólo han generado fracasos terapéuticos y un serio debate ético dentro de la comunidad científica y en la opinión pública.




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