viernes, junio 12, 2015

Entrevista a Virginia Felipe Saelices


Aquí tuvimos la primera noticia de Virginia

martes, junio 02, 2015

Paraguay permanece firme en defensa de la vida, pese a falsedades y presiones de grupos abortistas internacionales

Krista Schmid Thomas
Directora de Comunicaciones
Human Life International

La humanidad entera estaría de acuerdo con que la violación es un crimen horrible. Tal es el caso de la chica paraguaya de 10 años que fue violada por su padrastro y quedó en embarazada. Lamentablemente, la comunidad internacional, incluyendo la ONU, está explotando esta situación, ejerciendo presión sobre este país incondicionalmente provida para que permita el aborto. En vez de prestarle atención al violador, quien debe ser severamente castigado, el centro de su atención es someter a un castigo cruel e inusual a dos personas inocentes: la niña y su criatura por nacer.

“La reacción instintiva de mucha gente ante esta terrible situación es ofrecer a esta jovencita la falsa solución del aborto”, dijo el Padre West, vice-presidente para las misiones de Human Life International. “En realidad, si esa ‘solución’ se lleva a cabo, la misma constituirá otra violación a esta niña y otro trauma que tendría que arrastrar para el resto de su vida”.

Mientras los “expertos en derechos humanos” de la ONU exigen que se cometa un aborto como “tratamiento para salvar la vida” de la niña, el Ministro de Salud de Paraguay, Antonio Barrios, insiste en que la chica está recibiendo atención médica pre-natal y apoyo psicológico de alta calidad. La menor, quien ya tiene cinco meses de embarazo, se encuentra en buen estado de salud y es capaz de dar a luz al término de la gestación.

Los abortistas distorsionan la verdad acerca del aborto. Sin embargo, el pueblo paraguayo sabe y comprende que el aborto es un acto de violencia, y está convencido que la vida es un don de amor. El aborto promueve una “cultura” de muerte y niega el hecho científico, que la Iglesia Católica defiende, de que la vida de la persona humana comienza en su concepción.

El Papa Francisco defiende esta verdad diciendo: “El problema moral del aborto es de naturaleza pre-religiosa, porque el código genético se graba en la persona en el momento de su concepción. Ahí hay un ser humano. Separo el tema del aborto de cualquier noción específicamente religiosa. Se trata de una cuestión científica. No permitir el ulterior desarrollo de un ser que ya posee en su totalidad el código genético que lo especifica como un ser humano carece de ética. El derecho a la vida es el primero entre los derechos humanos. Abortar a un niño es matar a alguien que no se puede defender” [1].

Esta trágica situación constituye una clara ocasión pedagógica para el Arzobispo de Asunción, Monseñor Edmundo Valenzuela, y para otros fieles provida, de exponer la verdad acerca del carácter violento de la muerte por aborto. Sus esfuerzos encaminados a salvar estas dos vidas humanas merecen el pleno apoyo y las oraciones de la comunidad internacional, especialmente en un país que se conoce por tener leyes que protegen la vida de todos sus habitantes, incluyendo la de los bebés por nacer.

Como explica el Padre West, utilizar un medio violento no es una solución para esta joven madre ni tampoco para su criatura por nacer. “La violencia perpetrada contra la segunda víctima [del acto de violación] no va a deshacer la violencia perpetrada contra su madre. Una injusticia no se resuelve por medio de otra injusticia, especialmente por medio de un acto tan traumático como es el aborto, el cual constituye una injusta pena capital para la segunda víctima de la violación: la criatura inocente que crece y se desarrolla en el seno de su madre”.

“La mejor solución, y la más amorosa – siguió diciendo el Padre West – es apoyar a la niña a través de su embarazo, el parto y el post parto”.


Una niña de 10 años, violada y embarazada...

¿Qué decir ante ese caso de una niña de Paraguay, embarazada con 10 años, presuntamente violada por su padrastro?

La respuesta es el amor.
Si la vida de la niña-madre corriera peligro, la del hijo también lo correría con ella. Hay que cuidar su vida. Si por un problema que probablemente no suceda, el caso se complicara y llegara a desestabilizarse y corrieran peligro ambos, más adelante, se podría extraer al bebé mediante cesárea y llevarlo a la incubadora para salvar su vida.
Para la niña, un aborto sería como una segunda violación. La han violado en su sexualidad, el aborto sería violarla en su fecundidad.
De vez en cuando aparece un caso extremo como éste en medios de comunicación, pues son aprovechados para presionar a favor del aborto. A los promotores del aborto no les interesa la salud ni el bienestar de la niña, y menos el de su bebé. Es un negocio y una ideología.
Hubo un caso anterior en Costa Rica. Su padrastro quería que abortara y se aprovechó esto para sacarla furtivamente del hospital y llevarla a abortar a otro país. Se sospechó luego que había sido violada, pero las pruebas desaparecieron. El aborto es un medio útil para los abusadores con el fin de tapar sus abusos. Una adolescente española fue violada durante años y llevada a abortar varias veces.

Hoy en día, resulta indignante el silencio que existe ante el grave problema de los malos tratos y abusos sexuales a niños, también en nuestro país. En muchos casos se tapa por vergüenza, temor y por las dificultades para que la justicia actúe eficazmente.
Esta niña tiene el corazón desgarrado, presuntamente por su padrastro, y para colmo, se abre una cuestión pública, lo que le puede provocar una victimización secundaria que hará aún más difícil que se reponga. ¿Habría que condenarla a un síndrome post-aborto que le destrozara la vida para siempre? Nadie se merece eso, y menos una niña víctima de violación como ella.
En el libro "Victims and Victors", que narra el testimonio de mujeres violadas y embarazadas, las afectadas se duelen de que se las utilice para extender el aborto, sin preocuparse realmente de lo que ellas tienen que decir. La mayoría de las mujeres violadas y embarazadas no querían abortar, y de las que fueron sometidas al aborto, casi todas se arrepintieron, fue para ellas una segunda violencia sobre su feminidad.
En el caso de la niña costarricense, los ginecólogos se ofrecieron para cuidar su embarazo y evitar complicaciones. Incluso una casa de religiosas de Valencia ofreció su experiencia durante muchos años de cuidar a jóvenes embarazadas, además de sus oraciones por la niña.
Pero se ha convertido esta situación humana lamentable en un tema político, y algunos políticos sólo se van a centrar en que aborte. El resto les importa poco. Existen poderes al servicio de la ideología y no de los más vulnerables, que serían los niños víctimas de abusos, y los que aún no han nacido y son también víctimas inocentes. Por eso, sólo se remueven estas cosas cuando sirven para impulsar la ideología.
Roguemos a Dios por esta niña y su bebé, y por todos los que son víctimas de malos tratos, abusos y abortos. Cuidemos de nuestros hijos y de todos, porque el abuso de menores es mucho más frecuente de lo que casos esporádicos como este parecen indicar. Existe incluso un asqueroso negocio en torno al mismo, con viajes internacionales para el abuso de niños en países pobres.
Spei Mater, grupo de la Diócesis de Cádiz y Ceuta

¿Por qué nadie quiere hablar del problema del suicidio de mujeres en China?

ROMA, 01 Jun. 15 / 02:22 pm (ACI).- Zhang Xihuan no sabe lo que pasaba por su mente cuando bebió un sorbo de pesticida que tenía guardado en su casa en la provincia rural de Shandong (China). Tal vez pensaba en sus vecinos que la habían condenado al ostracismo cuando le fue diagnosticado hepatitis B; o tal vez en las horas dedicadas a ganarse la vida recogiendo el carbón que caía en la carretera.

En cualquier caso, cuando Xihuan se llevó a los labios la botella de pesticida en mayo de 2009, hacía lo mismo que innumerables mujeres chinas han hecho y seguirán haciendo: quitarse la vida antes que enfrentar la dura realidad de su sociedad; con la diferencia de que Xihuan sobrevivió para contar su historia a la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Según esta organización de las Naciones Unidas, China concentra el 26 por ciento de los suicidios en todo el mundo. El suicidio es la quinta causa principal de muerte en el país y la tasa de suicidio en mujeres es de un 25 por ciento más que en los hombres. Las jóvenes de las zonas rurales son las más propensas a quitarse la vida, escogiendo mayormente el pesticida.

Las razones

La fundadora y presidenta de la organización Derechos de la Mujer Sin Fronteras, Reggie Littlejohn, dijo a ACI Prensa que además de la violencia doméstica y la discriminación, las mujeres en China están traumatizadas por la aplicación brutal de la política del único hijo del Partido Comunista, iniciada hace 35 años y que ha matado a entre 360 y 400 millones de no nacidos.

Littlejohn cree que el Partido Comunista de China está utilizando su política del único hijo como medio de control social "disfrazado de control de la población". "Diría sin duda alguna que (el PCCh) está manteniendo su control de poder por medio del derramamiento de sangre de mujeres y niños inocentes", denunció.

Advirtió que esta política también está rompiendo relaciones y la confianza en la sociedad china a través de su sistema de informantes pagados que denuncian a las mujeres embarazadas “ilegalmente” y a sus familias. La infraestructura de la Política de Planificación Familiar de China aniquila cualquier forma de disidencia en el país, señaló.

Littlejohn pidió a la comunidad internacional que hablaran contra esta política, particularmente en el marco de los 35 años que tiene de vigor. Aseguró que ver que la comunidad internacional "está alzándose por sus derechos" daría a las mujeres mucha esperanza, "ya que las personas en China  no lo están haciendo", afirmó Littlejohn.

Dijo que aunque el Parlamento Europeo aprobó una resolución condenando el aborto forzado en China, un compromiso en el papel no es suficiente y los organismos gubernamentales deben tomar una posición más consistente en presionar a China para poner fin a la política del único hijo .

En ese sentido, pidió a la comunidad internacional recortar el financiamiento al Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA en sus siglas en inglés), porque ha estado trabajando "mano a mano" con el PCCh desde la creación de esa política.

El UNFPA "ha sido totalmente opaco en términos de sus actividades en China. Ellos sostienen que no hacen abortos forzados. ¿Qué están haciendo para contrarrestarlo? Si no están luchando activamente en contra de una atrocidad, de alguna manera y de forma muy reservada apoyan a una estructura que promueve el aborto forzado, son cómplices de eso", afirmó.

El 30 de abril de este año, Littlejohn se reunió con funcionarios del Vaticano para hablar de su audiencia en el Congreso sobre la política del único hijo en China. También se presentó en una conferencia del Pontificio Consejo  para la Justicia y la Paz sobre la mujer y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Traducido por: Bárbara Bustamante