Fue en Madrid, y es uno de esos frutos desconocidos de la visita de Benedicto XVI que van conociéndose con el paso de los días.
En la superación del aborto das dos pasos adelante y diez atrás, pero al final está el perdón
La vigésimo sexta Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) logró, entre sus numerosos frutos, salvar una vida humana, ya que unos peregrinos llegados a Madrid para el evento lograron disuadir a una pareja de abortar.
El pasado 19 de agosto, un grupo de peregrinos pro-vida irlandeses se puso a rezar delante de la iglesia de San Martín de Tours, donde hay una importante clínica abortista, informó a Zenit el Centro Internacional para la Defensa de la Vida Humana (Cidevida).
Una pareja llegó hasta el lugar con la intención de abortar y los jóvenes salieron a su encuentro y les explicaron las razones por las que no debían hacerlo.
Una voluntaria de Cidevida, organización que tenía instalada una exposición en el claustro de esa céntrica iglesia madrileña, se añadió al grupo y puso a la pareja en contacto con la fundación de apoyo, asesoramiento y ayuda a la mujer embarazada Red Madre.
Esta red se comprometió a prestar apoyo para el nacimiento del hijo de la pareja, que consolidó así su decisión de no abortar.
Para el secretario de Cidevida, Juan José Panizo, “el “regalo” de esta vida es una alegría para todos”. “Gracias, Benedicto, por haber venido”, expresó, y también aplaudió la actuación de los voluntarios de la entidad pro-vida y de los peregrinos irlandeses, que después de ese encuentro volvieron a rezar de rodillas al mismo lugar.
Un grupo de personas preocupadas por las consecuencias de la nueva ley del aborto española puso en marcha Cidevida en el año 2009 para informar de la realidad del aborto y promocionar alternativas para ayudar a las mujeres con problemas ante el embarazo.
Entre otras actividades, la entidad mantiene en la villa de Tordesillas, en la provincia de Valladolid, una exposición permanente sobre el aborto, un centro de ayuda a las mujeres embarazadas y de atención del síndrome postaborto y un centro documental.
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1 comentario:
Ya lo creo que es una alegría.
Aunque sólo sea una gota en la inmensidad del mar, el regocijo es grande.
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