La distribución indiscriminada de anticonceptivos a las mujeres en los países en desarrollo, quienes por lo general están desnutridas y con una salud endeble, es muy peligroso para su salud.
Y, como sugirió el Dr. Karanja, la falta de cuidado en el seguimiento médico puede ser fatal en algunos casos. Así por ejemplo el peligro de un embarazo ectópico como consecuencia de una esterilización. Cortar las trompas de falopio de una mujer no siempre evita el embarazo, tan sólo evita que el embrión en desarrollo se anide en el útero. En vez de eso, el embrión se implanta en el sitio de la obstrucción, una condición peligrosa comúnmente conocida como un embarazo ectópico. El problema está en que la delgada pared de la trompa no puede sostener un embarazo más allá de un par de meses de gestación, y cuando ésta se rompe el resultado es una hemorragia que frecuentemente es mortal. Las mujeres que han sido esterilizadas en campañas de control poblacional, de acuerdo a este procedimiento de moda, están en particular riesgo de muerte debido a que quienes realizan el procedimiento no las alertan acerca de la posibilidad de que puedan salir embarazadas nuevamente y tener un embarazo ectópico.
En algunos casos, simplemente se hacen de la vista gorda frente a estos problemas, pero en otros deliberadamente se han vuelto inmersos en actos poco éticos, por no decir criminales.
Después de que en 1970 la FDA declaró que las píldoras anticonceptivas con alto contenido de estrógeno eran inseguras, los almacenes de las compañías farmacéuticas estaban llenos de anticonceptivos invendibles. Los ejecutivos de Syntex ofrecieron vender a USAID su stock completo con un descuento significativo en el precio, una oferta que la Oficina de Población de USAID, a quienes poco les preocupa la seguridad tanto como asegurar una anticoncepción barata, estuvo feliz de aceptar.
El Dr. Malcom Potts, un destacado investigador de anticonceptivos que trabaja como director médico de la IPPF, estuvo entre aquellos quienes defendieron esta decisión de distribuir las peligrosas píldoras. Las regulaciones en la anticoncepción oral de la FDA en los Estados Unidos era, en sus propias palabras, “un tremendo sin sentido”, y sostuvo que el alto contenido de estrógenos de las píldoras trae un riesgo mínimo a la salud. Hasta llegaron a afirmar que las mujeres no deben quejarse por la dolorosa hinchazón de pechos que la píldora puede causar. Ellos decían que: “Esto hace que tus pechos luzcan más hermosos y que eso es bueno para todos, incluso para los confeccionistas que tienen que hacer brassieres más grandes”.
¿Están ocurriendo abusos similares hoy en día? Uno podría decir que la contínua distribución de Norplant por parte de USAID es tan dañina como la anterior. Aunque vale la pena aclarar que años después los fabricantes estadounidenses sacaron el dispositivo fuera del mercado por razones de seguridad, el haber alentado la autoaplicación de la inyección de Depo-Provera es otro ejemplo de una práctica cuestionable que viola las regulaciones de la FDA y puede causar serios efectos secundarios o incluso la muerte. El sueño de los controladores de población de vender Depo-Provera y píldoras anticonceptivas sin receta médica, y su extendida distribución por un staff de “paramédicos” con un mínimo entrenamiento –ambas prácticas que también van contra las regulaciones de la FDA—se ha hecho realidad en muchos países pobres.
Incluso hoy en día, no hay una mayor preocupación acerca de la seguridad de los dispositivos, drogas y prácticas que promueven alrededor del mundo para frenar la fertilidad. Después de todo, dicen ellos, el riesgo de morir durante el alumbramiento en los países en desarrollo es tan alto que el uso de casi cualquier dispositivo anticonceptivo o técnica de esterilización es justificado para dar a una mujer este destino fatal. La ex directora del Consejo de Salud Mundial de USAID usó un argumento similar para desviar la investigación del PRI acerca de los embarazos ectópicos que sucedieron después de las esterilizaciones forzadas de las 300,000 mujeres hace unos pocos años en el Perú. Ella dijo en esa oportunidad que cualquiera que haya sido el costo de las esterilizaciones, eso ayudó a las mujeres a reducir el número de embarazos y con ello la mortalidad materna. Incluso agregó que si fueron pocas las mujeres que murieron por embarazos ectópicos, entonces el precio que se pagó fue poco.
En palabras del Congresista Chris Smith (Republicano por New Jersey), “hemos convertido el embarazo en una enfermedad de trasmisión sexual”. Sólo cuando esta “enfermedad” esté completamente “curada”, los organismos promotores del control natal estarán satisfechos como para suspender sus actividades. Mientras tanto no interesará cuántas mujeres mueran por los abusos de la planificación familiar.
Steven Mosher es el Presidente del Population Research Institute
Adopcion Espiritual
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