domingo, febrero 15, 2009

Estuvieron en coma, pero nadie decidió dejar de alimentarles.

...Y volvieron a la vida. Hoy se recuperan en hospitales españoles.

REDACCIÓN HO Y ABC.- Son algunas historias de personas que volvieron del coma. Alguna, mientras estuvo sin conciencia, escuchaba lo que se decía a su alrededor, aunque no podía responder. Pero ninguna de ellas se rindió. Y tras muchos esfuerzos pudieron recuperarse y volver a la vida.

N. Ramírez de Castro firma hoy en ABC estas historias después del coma:

Eduardo de Bordóns. Director Técnico del Centro de Rehabilitación Neurológica CRENE y profesor de la Universidad Complutense ha lidiado con los daños neurológicos desde que tiene memoria.

Uno de sus hermanos sufrió una lesión cerebral en el momento del parto. Después sus pasos profesionales se orientaron al mundo de la discapacidad. Se convirtió en terapeuta y ahora es uno de los miles de españoles con daño cerebral.

El año pasado, una desafortunada cirugía le sumió en un profundo sueño del que no despertó en dos semanas.

Esos días no fueron una página en blanco para él. «Me he pasado 25 años en la Universidad explicando a mis alumnos que las personas en coma no son conscientes de nada y ahora sé que no es cierto.

Mientras estuve sin consciencia oía cómo los médicos decían que no tenía solución. También noté el apoyo de mi mujer y mi madre. Ellas me dieron la fuerza necesaria para pelear por la vida.

La mayoría de los médicos en las UCI recomiendan tocar a los pacientes, hablarles, ponerle música,.. Lo hacen sin mucha convicción. Yo ahora puedo afirmar que realmente es útil».

En el centro de rehabilitación CRENE, el caso Eluana era imposible que pasara inadvertido. «Ha sido un comentario permanente», asegura Eduardo. «Creo que han tomado una decisión equivocada.

Todos en este centro conocemos o hemos vivido situaciones límite. Niños que llegan como un auténtico trapo y logran andar. O como yo, con mis dos piernas paralizadas. Ahora camino gracias a la rehabilitación.

No hay milagros. Salimos adelante con secuelas, pero estamos vivos. No podemos saber si habrá un avance que mejore nuestra situación. Nunca debemos tirar la toalla».

A sus 35 años, Javier Dorado también tuvo que volver a aprender a caminar, a vestirse a conducir...

Hace nueve años un accidente de tráfico cambió su suerte. El impacto le sumió en un sueño profundo del que no despertó en 23 días. «Somos médicos y no creemos en los milagros. Puede morir en cualquier momento», dijeron a su familia. No hubo fisuras en la respuesta: «Vamos a empezar a creer en ellos y a pensar que no se va a morir».

Mientras estuvo en coma sus hermanos le acompañaron, le hablaron, le tocaron... «Tengo la convicción de que ese contacto me ayudó a superarlo. Elegí quedarme y vivir», cuenta Javier.

Es difícil comparar estados vegetativos que han durado semanas con los 17 de años de Eluana. Javier sí encuentra paralelismos: «Nadie sabe cómo estaba ella. En eso sí me puedo comparar. Yo estuve en coma. Igual que Jesús Neira y estoy seguro de que, como yo, se debatieron entre el querer vivir y no poder hacerlo».

Cada uno de esos 23 días sin consciencia suman «una experiencia inigualable». «Me ha aportado una sabiduría, que considero un regalo. De aquí (se señala la cabeza) estoy mejor. Me expreso como no lo hacía antes del coma. Valoro la vida cómo nunca».

Y lo dice, pese a que nueve años después, trabaja con su fisioterapeuta para recuperar por completo el control de su lado izquierdo.



Adopcion Espiritual

No hay comentarios: