El tratamiento abortivo con mifepristona (la píldora RU--486) puede producir infecciones bacterianas fatales, según había advertido ya la agencia estadounidense del medicamento (FDA) en sendos comunicados a médicos y pacientes. Un estudio que aparecerá en septiembre en The Annals of Pharmacotherapy, y del que da cuenta hoy la versión electrónica de la revista, confirma esta asociación y además aclara el mecanismo que subyace en ella.
Ralph P. Miech, profesor de la Universidad de Brown, en Rhode Island, propone dos modelos explicativos: por un lado, la mifepristona bloquea el efecto de la progesterona, privando así de nutrientes a la placenta y al feto. Sin embargo, esta acción de bloqueo también afecta al cuello uterino y permite que la bacteria vaginal Clostridium sordelli acceda por el canal del cuello y extienda su infección.
Otra posible explicación se encuentra en los efectos antiglucocorticoides de la mifepristona, que interfieren con las citocinas implicadas en la activación del sistema inmunológico. El organismo queda así privado de su capacidad para luchar contra la bacteria y esto favorece la aparición de la sepsis.
Además de las cuatro mujeres que seguían en California el tratamiento abortivo y que han fallecido entre 2003 y 2005, se cuentan otros cuatro casos fatales en Estados Unidos y Canadá que parecen atribuirse a la sepsis bacteriana.
Según indicaron fuentes del Ministerio de Sanidad en relación a este caso cuando la FDA emitió sus comunicados, las autoridades sanitarias europeas ya estudiaron la relación entre la sepsis y el tratamiento, y concluyeron que "no había evidencia que asociara el fármaco con la sepsis", pues todo proceso abortivo puede provocar esta infección.
ABORTO
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