Raúl, 23 años, estudiante: “Ni miramos la ecografía. Era de seis semanas. En dos horas abandonamos la clínica”.
Primera persona
Raúl, 23 años, estudiante
“Ni miramos la ecografía. Era de seis semanas. En dos horas abandonamos la
clínica”.
La historia: Un embarazo no deseado
Los protagonistas: Raúl y Rosa. Estudiantes.
Sus edades: 20 años (ella), 23 (él)
El desenlace: Un aborto ¿evitable?
“Me considero un chico como tantos”
Soy un estudiante normal. Me gusta viajar, el deporte, escribir, la música.
Divertirme con mis amigos... Soy de izquierdas. Me siento comprometido con las personas más desfavorecidas y no soporto las injusticias. He sido voluntario en varias ong´s .
Desde los 17 años mantengo relaciones sexuales. En todo momento he tenido precauciones. Usando preservativo estaba seguro. Así me lo habían transmitido mis amigos, los anuncios de la televisión, la sociedad... Y los compraba en farmacias porque me fiaba más”.
“ Empecé a salir con Rosa: conectamos enseguida”
Conocí a Rosa tras romper con otra chica. Conecté pronto con ella: me comprendía y no se enfadaba cuando yo necesitaba salir solo con mis amigos. Con ella estaba -estoy- muy a gusto. Al mes y medio de salir juntos “surgió” tener relaciones sexuales.
La historia trágica vino después. Se debió romper el preservativo sin darnos cuenta y tuvimos la mala suerte de que coincidió con sus días fértiles. Otras veces, si notábamos que algo no iba bien, cambiaba de preservativo o parábamos porque ya no nos apetecía seguir. Pero esta vez fue distinto.
“A los dos meses de conocernos, tuvo una falta”
Rosa tuvo su primera falta. Ella me decía: “Tranquilo, ya me vendrá (la regla); algunas veces he tenido retrasos”. Pero los días pasaban y a las tres semanas la acompañé a la farmacia para hacer el test del embarazo. Dio positivo. No me lo quería creer pero ella estaba embarazada.
Rosa se puso a llorar y yo estaba perplejo pero la abracé, la besé y le dije que estaba con ella y que no la iba a dejar. Sólo llevábamos dos meses saliendo –estaba conociéndola- y esto nos parecía tan poco tiempo que nos
influyó para no seguir adelante con la gestación. ¿Qué hacemos? ¡Como diga algo en casa me matan!”, me dijo ella.
Mi madre me había en varias ocasiones: “Si dejas a una chica embarazada me das el mayor disgusto de mi vida”.Así que me callé ¿Cómo iba a explicarles que sí, que estaba esperando y sólo con 20 años? Teníamos mucho miedo.
“No dijimos nada en casa y fuimos a la clínica”
Optamos por no explicar nada a nuestros padres y solucionarlo por nuestra cuenta. Pensé que es la chica la que debe decidir si quiere continuar con la gestación y el chico tiene que apoyar su decisión. (Han pasado siete meses y ahora creo que el chico tiene mucho más que decir). Al día siguiente nos volvimos a ver. Le dije es que no me separaría de ella de ningún modo. “Yo ahora no me veo preparada para ser madre”, me dijo. Yo le respondí que si ella no lo quería tener, no tendría por qué hacerlo. También pensé que cuanto antes procediéramos al aborto antes nos libraríamos del problema y que había que actuar rápido: había oído que al avanzar el embarazo había mayor peligro para la salud de ella.
Dos días después estábamos en la recepción de una clínica pidiendo una cita para la interrupción voluntaria del embarazo. (Cuando recuerdo el momento, se me pone un nudo en la garganta). Nuestra actitud era de resignación. Un amigo a quién consulté me dijo que abortar era lo mejor.
Tras varias preguntas, la enfermera nos dijo que Rosa estaba de cinco semanas. Y que “en ese estado costaba 300 € con anestesia local y 390 € con anestesia general”. Elegimos la segunda y pagamos la factura a medias y por adelantado con nuestros ahorros. Tuvimos cuatro días de espera que los pasamos resignados convencidos de que no teníamos otra solución. Yo me sentía como atontado, sin poder pensar con claridad. A Rosa le pasaba lo mismo. Sólo se lo contó a un par de amigas”. También recuerdo con los pelos de punta cuando ella me dijo que sentía mucho que yo estuviera pasando por todo esto por su culpa...
“No quisimos ni mirar la ecografía. En dos horas se acabó todo”
Esa mañana nos saltamos una clase y quedamos para ir a la clínica. Antes de la intervención nos entrevistó un psiquiatra para asegurarse de que ella no deseaba seguir adelante con el aborto. Un análisis de sangre y una revisión ginecológica y... es la parte más dura. Recuerdo tener los ojos vidriosos y tristes. Entonces vino la ecografía (era la primera del embarazo). Yo no quise mirar la pantalla del ecógrafo. No quería guardar esa imagen. Ella, por su posición, tampoco pudo ver nada. “Está aquí; es una gestación de seis semanas”, dijo el médico.
Mientras esperaba en la sala, pensé que la quería y me sentía muy culpable de que estuviera pasando por esto. Pronto me dijeron que ya podía verla. La enfermera nos explicó que tenía que permanecer allí hasta que se acabase el suero: una hora y media, si se encontraba bien. Se encontraba perfecta y sólo le escocía un poco. Al cabo de un rato, se levantó, se vistió y en cuanto estuvo bien, nos fuimos. Unos antibióticos y una revisión a los 10 días y todo acabó. ¡Ya se había pasado todo en menos de 3 horas y a los cinco o seis días de saber que Rosa estaba embarazada!.
A partir del mes, empezamos a sentirnos mal
A la semana, parecía que estábamos bien de ánimo. Ni siquiera lloramos, y nuestra relación siguió adelante. Pensamos que íbamos a tratar de darle la menor importancia, que no nos iba a volver a pasar esto jamás. En realidad, sientes que te has quitado un problema de encima los primeros días. Sin embargo, a partir del mes, en los dos comenzó a aflorar un sentimiento de culpa por lo que habíamos hecho. Algo nos decía que podíamos haber tomado otra decisión. Te sientes aludido por mil cosas: no paras de ver embarazadas por la calle, en las películas todo te suena a embarazo, a hijos... Siento que antes me veía a mí mismo como una buena persona y ahora no me veo así, aunque creo que tengo un buen corazón.
“Rosa pasaba noches enteras sin dormir. Yo también”
En casa me notaron más triste pero nada más. No quería salir de copas con mis amigos, no me apetecía jugar al fútbol...
Parece mentira que sólo hayan pasado unos meses desde aquello pero me hedado cuenta de que ahora pienso de una forma muy diferente. Ahora sé que mimadre, a pesar del disgusto, me habría ayudado. En aquel momento creí que nuestros padres pasarían mucha vergüenza y les iba a afectar a su imagen social. Más que el dinero y el coste de tener un hijo, me aterraba que mi relación con Rosa fuera mal y el niño estuviera en medio.
Veo todo diferente y, por ahora, no hemos vuelto a tener relaciones sexuales. En esto estamos de acuerdo los dos. No tenemos ninguna prisa, queremos cuidarnos, mimarnos, ponerle mucha calma a nuestra vida. Deseamos de algo tan negativo, sacar algo bueno. Hemos llegado a la conclusión de que hemos hecho mal con lo del aborto, y eso lo vimos al mes de hacerlo. Ahora lo que quiero es verla sonreír. Y si volviera a pasar, se lo diríamos a nuestros padres.
“Tres meses después tuve que pedir ayuda”
¿Cómo salí de todo esto? Tres meses después del aborto tuve que buscar ayuda. Incluso, pensé en ir a un psicólogo. Al final, recurrí a un cura que conocía en mi parroquia que se portó genial conmigo e intentó comprenderme y echarme una mano. Fue una auténtica terapia para mí. ¿Qué me queda? Intentar ser el de antes: ayudar, hacer reír a mis amigos. También crear nuestra propia familia. En esto estamos de acuerdo Rosa y yo”.
Sumarios
“Se te bloquea la mente, no puedes pensar, ni analizar lo que te ocurre. Sólo deseas que el problema desaparezca”.
“Cuando pasan las semanas, rebobinas y analizas: ¿No nos habrían ayudado nuestros padres? ¿Hemos hecho lo mejor? “
Los datos
. En España, se practican al año 85.000 abortos voluntarios.
. Un 50 por ciento de los embarazos en adolescentes, menores de 20 años, acaba en aborto.
.El 59 por ciento de las mujeres que abortan tienen altas probabilidades de sufrir problemas psiquiátricos.
. El 25 por ciento de las mujeres que abortan ya había abortado antes.
Quién te ayuda
Si estás embarazada y quieres seguir adelante, pero necesitas ayuda acude a...
Ong´s:
.Fundación Madrina: 902 323329 www.madrina.org
Adevida. En Madrid: Campomanes,10. Tel: 91 15482526. En Barcelona:Bonaplata, 42. Tel: 93
www.nomassilencio.com
www.vozvictimas.org
www.redmadres.org
Adopcion Espiritual
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