Las alas de la vida’ es un largometraje documental creado con la participación de la Semfyc y la Secpal
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Carlos Cristos es médico de familia, tiene 50 años y padece atrofia sistémica múltiple (ASM), una enfermedad neurodegenerativa invalidante y mortal que deteriora físicamente al afectado conservando intacta su capacidad cerebral. Un largometraje documental relata su experiencia.
Mª Carmen Rodríguez / Victoria Quesada.
A lo largo de su vida laboral, ejercida en un centro de salud de Mallorca, Carlos Cristos ha recibido, diagnosticado, tratado y cuidado a muchos pacientes a quienes ha visto morir. Ahora es él quien, sin perder el sentido del humor, relata su lucha por la vida y expone sus últimas reflexiones a través de la gran pantalla.
El largometraje documental 'Las alas de la vida', en cuya realización han participado la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc) y la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (Secpal), repasa la trayectoria vital de Cristos, un médico de familia de 50 años que padece atrofia sistémica múltiple (ASM) -conocida anteriormente como síndrome de Shy-Drager-, una enfermedad neurodegenerativa invalidante y mortal, que deteriora progresivamente el estado físico de la persona pero mantiene intacta la capacidad cerebral. Actualmente Cristos no puede andar, sin embargo “aún persiste suficiente actividad neuroautonómica para mantener las funciones básicas", ha explicado Luis Aguilera, presidente de Semfyc.
Trayectoria
La cinta, rodada entre los años 2003 y 2006, tomando como escenario Mallorca, Valencia y Galicia, ha sido estrenada en Madrid, Barcelona, Bilbao y Valencia. La idea de Antoni P. Canet, su director, ha sido proyectar el testimonio de una persona que reclama una vida y una muerte digna y que "reconoce que la muerte es una etapa más de esa vida". La estrecha amistad que les une ha permitido, tal y como ha expresado Canet, rodar unas imágenes únicas e irrepetibles: más de 70 horas de grabación y 3.000 folios donde se relatan las reflexiones e inquietudes de Cristos en el tramo final de su vida. Un testamento vital en forma de imágenes, como expresa su director.
“Lo entiendes con la cabeza, pero no con el corazón”
La película, rodada entre los años 2003 y 2006, tomando como escenario Mallorca, Valencia y Galicia, refleja los inconvenientes de vivir en un cuerpo que va dejando de responder progresivamente.. Pinche para ver el tráiler de la película.
Conscientes del pronóstico de la enfermedad (supervivencia media de cinco años) y tras tres años de rodaje, el equipo de dirección y la familia deciden en 2006 reunir todo el material y desarrollar un proyecto de divulgación para hablar con naturalidad de algunos de los temas que están asociados a una enfermedad terminal. Para ello, el autor se ha centrado en los aspectos públicos y privados del protagonista haciendo hincapié en la actitud de la medicina, los cuidados paliativos y el entorno familiar, siendo el relativo al papel del cuidador, uno de los más destacados. El testimonio de su mujer Carmen Font, también médico y el de su cuidador Omar Karpyza, ayudan al espectador a comprender la difícil tarea que desempeña la persona que se hace cargo de un enfermo dependiente las 24 horas del día. Sin caer en el dramatismo, el director capta los sentimientos que la enfermedad despierta en sus cuidadores: el miedo, la alegría, la sublimación y la esperanza.
Médico, compositor e inventor
La habilidad de Carlos Cristos por las manualidades y la creación de objetos de utilidad en su vida diaria y en su tiempo para el ocio siempre ha estado patente, incluso después del diagnóstico de su enfermedad, una actividad que comparte con un amigo muy próximo. La película refleja muy bien esta característica creativa del médico. La cámara nos describe a una persona inquieta, impulsiva, pero sobre todo humana. Además de estar interesado en dar a conocer la ciencia médica al público general a través de un programa de salud en Radio Nacional, Cristos compone canciones en sus ratos libros pese a los temblores en las manos.
Se trata, pues, de un acercamiento a la muerte en el que se han ido engarzando las aportaciones de diferentes especialistas, como José M. López Piñeiro, catedrático de Historia de la Medicina; Carlos Simón, coordinador del Programa de Medicina Regenerativa del Centro de Investigación Príncipe Felipe, de Valencia, o Xavier Gómez Batiste, presidente de la Secpal.
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