He
leído en Internet que en las Sagradas Escrituras se nos dice 365
veces «No temáis». Luego vi que no, que lo de 365 es una cifra muy
bonita pero no es la verdadera y luego que sí, que no es exactamente
la frase no temáis pero si algo equivalente.
Igual
me da, lo importante es que Dios nos dice innumerables veces que no
tengamos miedo, añadiendo que hay que confiar con Él. Entonces, ¿es
malo tener miedo? Las personas estamos bien hechas, porque Nuestro
Creador nos ha hecho a su imagen y semejanza, pero estamos heridos
por el pecado original. Sí, eso de Adán y Eva, que dicen en los
colegios que es un cuento de niños, y las cosas buenas se
pervierten.
Tener
deseo de comer y beber es bueno, pero su perversión es la gula,
tener deseo sexual es bueno pero su perversión es la lujuria, vamos
los pecados capitales de los que ya no hablamos nunca, pero resulta
que demuestran un conocimiento profundo de la naturaleza humana.
El
miedo es bueno en cuanto busca nuestra protección, es el instinto de
supervivencia y es algo que llevamos impreso en lo que llaman el
«cerebro reptiliano» y que compartimos con los animales. Es algo
bueno, pero frecuentemente se pervierte y entonces nos esclaviza, por
eso el Señor nos advierte tantas veces de eso.
Pensando
en el miedo se me ocurren infinidad de males y pecados que trae
consigo:
- El miedo al futuro es la mayor causa de aborto. En este sentido aprovecho para contar que la causa por la cual cuando se intenta razonar con una persona que piensa en abortar proponiéndole una solución como la adopción, infinitamente razonable y constructiva que el aborto, frecuentemente la rechaza de plano. La causa es que es tal el pánico que invade a una persona con un embarazo inesperado o cuando el médico le detecta una discapacidad o malformación que no puede razonar, sino que reacciona en modo supervivencia, con el cerebro reptil.
- El miedo al disentir de la opinión generalizada y ser rechazado es lo que hace que nos hayan metido hasta la médula el marxismo cultural y la cultura de la muerte en toda su extensión ¿alguien se atreve a decir que la anticoncepción es pecado? ¿alguien se atreve a decir una sola palabra sobre la homosexualidad? No, porque viene el rechazo del grupo y tenemos miedo.
- El miedo al compromiso es la causa a menudo de la falta de matrimonios y de vocaciones, porque eso de para toda la vida asusta.
El
miedo es una potentísima arma en manos de los malvados porque el
miedo paraliza y porque el miedo esclaviza:
- Un abusador o un maltratador, o maltratadora, se alimenta del miedo de su víctima, miedo a que no le crean, miedo a las represalias…
- Los gobiernos dictatoriales (no voy a poner ejemplos, no hace falta ¿verdad?) se aprovechan del miedo de la gente, miedo a ser multado, miedo a la muerte civil... y más adelante, miedo a ser detenido, torturado, asesinado.
He
aquí como algo bueno, la prudencia llamémosla así se convierte en
algo terrorífico que nos convierte en esclavos en una cárcel sin
barrotes.
Una
cosa más me gustaría añadir sobre la estrategia del miedo como
arma de dominación. Para dominar por medio del miedo lo mejor es
aislar a la persona, aislarla de su familia, de sus amigos, de su
comunidad, porque somos seres sociales y estar solos nos hace
infinitamente vulnerables.
- Cuando un maltratador y abusador quiere infundir miedo en su víctima para dominarla lo primero que hace es aislarla, impedir que vea a su familia, a sus amigos, así la hace más vulnerable.
- La cultura de la muerte también se basa en el aislamiento por división, así busca la destrucción de la familia para aislar a los individuos, enfrentando a hombre y mujer entre ellos y a padres e hijos entre ellos, ya que los hijos, como dice nuestra excelsa ministra son del Estado.
Por
eso el Señor nos advierte contra el miedo y solo cita algo a lo que
realmente tenemos que tenerle terror «No tengáis miedo a los que
matan el cuerpo sino a los que matan el alma».
Pues
yo ahora por la calle y en la iglesia veo miedo, no prudencia y yo
veo miedo no a los que matan el alma precisamente sino a los que
matan el cuerpo.
Se
me ocurre el episodio de la vida de San Francisco de Asís en el cual
besa a un leproso. Pienso que si lo hiciera ahora le denunciaría un
policía de balcón por incumplimiento de las normas sanitarias y le
acusarían de ir en contra del quinto mandamiento por no guardar la
distancia de seguridad con el leproso.
Como
siempre Dios sale en nuestra defensa y nos da el antídoto perfecto,
la Confianza en Él, nada se mueve si Él no lo permite y hasta los
pelos de nuestra cabeza están contados. Tener miedo es desconfiar de
Dios. Esto no significa que debamos de tentarle, pero si que debemos
de vivir con confianza, y sobre todo que lo que realmente debe
atemorizarnos es únicamente perder nuestra alma.
María José Mansilla, Presidenta de Spei Mater.
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