sábado, julio 29, 2006

La deriva del diagnóstico preimplantacional



La prensa española ha dado especial relieve al nacimiento en un hospital público de Sevilla de una niña, hija de un matrimonio que tenía alta probabilidad de transmitir la anormalidad genética que lleva a desarrollar la distrofia muscular de Duchenne. Esta enfermedad provoca la degeneración progresiva de los músculos. La niña nació sana. La técnica médica que permitió seleccionarla fue el diagnóstico genético preimplantacional, en combinación con los procedimientos habituales de la reproducción asistida. Tras fecundar in vitro varios embriones, los portadores de la enfermedad fueron descartados, y se implantaron dos sanos en la madre, y al final nació una niña.
La novedad no radica en la técnica empleada -el diagnóstico genético se realiza desde hace años en clínicas privadas-, sino en que la sanidad pública ha empezado a asumir este diagnóstico entre sus prestaciones, y por lo tanto resulta gratis para las familias.

El Ministerio de Sanidad, y a la zaga muchos medios de comunicación, ha presentado el caso como un avance terapéutico, el de "una niña liberada de un mal hereditario". Los obispos españoles han salido al paso de esta interpretación, y han precisado en una declaración: "La niña que ha nacido en Sevilla no ha sido curada de nada, ni librada de ninguna enfermedad. Ella ha estado sana desde el principio y por eso ha sido seleccionada para vivir. En cambio, algunos de sus hermanos, en su fase de embriones, han sido destruidos o congelados para un futuro incierto".

Aunque al principio el DPI se justifique para evitar enfermedades raras y graves, la experiencia de países que llevan más años aplicándolo muestra su deriva eugenésica: cada vez se admite para anomalías genéticas menos importantes, y que incluso tienen tratamiento. Así se se ha observado en el caso del Reino Unido, donde ha facilitado que se admita una práctica eugenésica cada vez más intolerante con las deficiencias .

Ya anteriormente, algunos expertos en procreación asistida, como el francés Jacques Testart, advirtieron la "pendiente resbaladiza" por la que la ética acaba siempre sacrificada ante las posibilidades abiertas por los avances médicos

ACEPRENSA

Adopcion Espiritual

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