Ángela Marulanda* Medellín
A mi juicio la peor crisis que estamos viviendo hoy no es la económica, sino la crisis de valores, gracias a la cual se glorificó lo malo... y se repudió lo bueno. Un ejemplo es la virtud de la castidad, hoy considerada algo tan despreciable que dio lugar a que Erika Harold, elegida Miss Estados Unidos hace unos pocos años, haya sido reprobada cuando decidió que su campaña como reina sería promover la abstinencia sexual entre la juventud.
Es positivo que el sexo ya no se condene como sucio, malo e inmoral, y que haya una comunicación más abierta sobre el tema, a la vez que mayor aceptación del goce implícito en la sexualidad. Pero es perjudicial que haya pasado a considerarse una simple diversión que nada tiene que ver con el amor, así como una opción para ganar dinero... popularidad ... o como credencial de "liberación". Parece que, en la medida en que se desechó la condena que se tejía alrededor de la sexualidad, también así los principios que rigen la capacidad más fiera y trascendente de nuestra condición humana ... aquella que nos faculta para engendrar una vida y que, desbordada, ... puede llevarnos a perder la vida.
Lo grave es que hoy los hijos están creciendo asolados por una cultura mediática que les dice que el sexo es una diversión que puede disfrutarse cuando quieran y con quien quieran. Así, mientras que antes se sentían culpables por tener relaciones sexuales tempranas ...hoy la culpa es por no haberlas tenido. Y muchos se aventuran a la intimidad sexual presionados por sus hormonas o por la necesidad de hacer lo que hacen todos. Pero ignorantes de los perjuicios emocionales y morales que conlleva una sexualidad promiscua o sin compromiso.
Es urgente establecerles a los hijos que el acto sexual es una experiencia sagrada ...un momento sublime y exquisito de intimidad ... la forma más poderosa de expresar su amor... en el que se conjugan el afecto y la pasión. Y por eso se debe vivir cuando tengan la madurez para comprometerse con su pareja a "amarse para siempre" ... porque en este encuentro se entrelazan, no solo sus cuerpos, sino también sus sueños ... sus corazones ... sus vidas.
*Autora y Educadora Familiar
Publicado en El Colombiano
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