Ante la noticia de que el Ayuntamiento de Madrid va a suministrar gratis la píldora postcoital, también llamada píldora del día después, a aquellas personas que la soliciten, incluidas niñas de 10 años, estimamos necesario realizar varias aclaraciones:
1.Dicen algunas autoridades que la finalidad de la píldora postcoital es la de evitar embarazos no planificados y así reducir el número de abortos, considerado un grave problema de Salud Pública. Sin embargo, no se ha demostrado que esto esté ocurriendo en la realidad. Varios estudios científicos publicados en las revistas Contraception y Human Reproduction, concluyen que tener "acceso directo" a la píldora postcoital (es decir, no tener ni siquiera que solicitarla al médico o farmacéutico con la correspondiente receta) no ha conseguido disminuir la tasa de abortos. Estos estudios han sido realizados por investigadores que defienden el acceso libre de esta píldora. La libre distribución de la píldora postcoital no parece ser una buena estrategia de Salud Pública para reducir el número de abortos.
2.La ciencia ha confirmado, sin ninguna duda, que el embrión humano es único e irrepetible desde su inicio (para más información, se puede consultar el libro Los quince primeros días de una vida humana, de Natalia López-Moratalla y María Iraburu). Son numerosos los estudios científicos publicados que demuestran que la píldora postcoital puede, en ocasiones, impedir la implantación de un embrión, provocando así un aborto precoz. Expertos internacionales de reconocido prestigio en Planificación Familiar, como J. Trussell, recomiendan que se informe siempre a las mujeres de que la píldora postcoital puede impedir la implantación de un embrión, para asegurar así un correcto consentimiento informado, derecho de toda mujer (Trussell y cols, Am J Obstet Gynecol 2004; 190: s30-8).
3.El consumo de este producto hormonal no está exento de efectos secundarios, algunos de ellos graves. Además, lleva asociados otros problemas, como el aumento de la promiscuidad sexual, auténtica responsable de graves epidemias como el sida (Shelton y cols, BMJ 2004; 328:891-3).
Llama la atención que las autoridades de nuestro país quieran implantar soluciones de Salud Pública de dudosa eficacia, financiadas con el dinero de todos los contribuyentes. ¿Podrían los contribuyentes, y en especial los padres o tutores de estas niñas menores de edad, exigir responsabilidades a las autoridades en caso de presentarse las complicaciones y problemas derivados de la píldora postcoital?
Cristina López y Jokin de Irala
Facultad de Medicina
Universidad de Navarra
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