jueves, diciembre 11, 2008

Volver a caminar con células propias

Recuperar la movilidad tras una lesión medular es uno de los objetivos que los neurólogos llevan años persiguiendo. La aplicación de terapia celular está aún lejana, aunque ya se está aplicando a parapléjicos y tetrapléjicos con resultados tan dispares que es difícil hacer una valoración. No obstante, los trabajos en modelos de experimentación animal sí que dan alguna esperanza o, como comenta Luis Geffner, del Hospital Luis Vernaza, en Ecuador, son un destello en el oscuro camino de la paraplejia, puesto que han mostrado que la técnica es factible y segura

Ana Callejo/Clara Simón 11/12/2008
Los inicios de la terapia celular se remontan, hace ya varias décadas, a los trasplantes de médula ósea en pacientes oncológicos para reforzar el sistema inmunitario tras una potente quimioterapia. En febrero de 2002 la Clínica Universitaria de Navarra realizó con éxito la primera regeneración cardiaca en España a un paciente con células madre procedentes de su músculo. Desde entonces la terapia celular en regeneración cardiaca ha sido la que más fuerza ha cobrado por los resultados clínicos obtenidos y por la cantidad de ensayos clínicos de diferentes grupos que hay en marcha.

La regeneración medular con técnicas de terapia celular también ha evolucionado en los últimos 20 años, pero ha sido en el campo preclínico. Empezó con trasplante de células nerviosas fetales, pero cuando se planteó la aplicación clínica aparecieron dificultades éticas, legales y técnicas, ya que no era fácil obtener tejido fetal humano en condiciones aceptables de viabilidad. Fue entonces cuando aparecieron las células madre adultas como alternativa a las fetales. De hecho, se empezaron a plantear estudios experimentales con células de la glía olfatoria y de células madre mesenquimales procedentes de la médula ósea.

Aunque las células de la glía no son troncales y se conoce desde hace sólo diez años, sí son capaces de obtener regeneración medular en diversos modelos experimentales, aunque los primeros resultados en pacientes parapléjicos no han sido satisfactorios, tal y como lo reflejaba hace tres meses en la revista Brain el grupo de Alan Mackay-Sim, director del Centro Nacional de Investigación de Células Madre Adultas de Australia.

Así, las mesenquimales procedentes de la médula ósea están en primera línea. "Estas células se pueden transformar en células de aspecto neuronal que cuando se cultivan en determinadas condiciones experimentales y si se trasplantan en la médula espinal lesionada son capaces de activar los fenómenos regeneradores residuales de la médula y transformarse en células de aspecto neuronal y glial, que ayudan a regenerar el tejido dañado", ha explicado a DIARIO MÉDICO Jesús Vaquero, responsable de la Unidad de Neurociencias del Hospital Puerta de Hierro, de Madrid, que tiene amplia experiencia en este campo.

En estos trabajos, además de regenerar el tejido dañado, se consiguió la formación local de vasos y el restablecimiento de potenciales evocados ausentes en los animales parapléjicos.

Ya se están haciendo estudios clínicos en pacientes con lesiones medulares traumáticas, pero Vaquero cree que los resultados clínicos no se han evaluado de forma rigurosa, porque no se tiene el suficiente número de casos. Luis Geffner, del Hospital Luis Vernaza, en Guayaquil (Ecuador), tiene ya una experiencia con 58 pacientes: 45 parapléjicos y 13 tetrapléjicos. A los 30 meses de la infusión de células madre autólogas se registraron cambios en casi la mitad de los pacientes. No obstante, "los resultados no se pueden unificar, puesto que algunos han mostrado mejoría en cuanto a la sensibilidad y otros lo han hecho en su función motora", ha apuntado Geffner, confirmando lo comentado por Vaquero sobre el problema para valorar los resultados.

El año pasado Geffner y Vaquero coincidieron en la Reunión Anual de la Sociedad Internacional de Terapia Celular, que se celebró en Sidney. Meses después, Geffner presentó en el Congreso Americano de Neurocirugía, en San Diego, los resultados de 38 pacientes con lesión en la médula espinal tratados con células autólogas de la médula. Diez pudieron caminar en paralelo a los apoyos, siete lo hicieron sin apoyos y cinco con muletas. Tres recuperaron el control completo de la vejiga y diez, en cierta forma, su función sexual.

Por su parte, los datos procedentes de los estudios en animales han constatado que cuando se emplean mayores cantidades de células los resultados son mejores, "pero no se puede estandarizar la cantidad necesaria, ya que dependerá del número de células disponibles para infundir y del tamaño de la lesión". Otro concepto clave que aclara Vaquero es lograr que las células administradas permanezcan viables dentro del tejido dañado.

Además de en las lesiones medulares, también se están aplicando protocolos de este tipo en enfermedades degenerativas, como la esclerosis lateral amiotrófica. Pero, en opinión de Vaquero, los pacientes en los que existen mayores posibilidades de eficacia son los que presentan lesiones traumáticas sobre un sistema nervioso sano, "puesto que en las lesiones degenerativas la misma enfermedad que causa el daño neurodegenerativo puede afectar al tejido nervioso que pudiéramos regenerar".

Trabajos experimentales
Los buenos resultados de los trabajos en líneas celulares y en modelos de experimentación animal, con ratas y con cerdos, han animado a diferentes grupos a comenzar los estudios en lesionados medulares, aunque aún quedan varios puntos por solventar. Las imágenes corresponden a la recuperación motora de dos cerdos parapléjicos tras el trasplante de células estromales.


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