Lo ha certificado el informe PISA, pero no es el único. El fracaso escolar de casi uno de cada tres alumnos españoles lo han constatado también el informe del Ministerio de Educación Panorama de la Educación, publicaciones especializadas como Magisterio y los propios docentes en el día a día.
Mientras tanto, lejos de atender a otros modelos europeos basados en el esfuerzo que han mejorado su sistema educativo, el Gobierno sigue instalado en el ‘buenismo’, con corrientes pedagógicas que fracasaron anteriormente en otros países.
¿Qué soluciones se deben aplicar para acabar con esta situación? Según una información publicada en el número 3 (septiembre-octubre) de la revista Misión, tres expertos en la materia proponen un plan ‘B’, para poner fin a la crisis y devolver al sistema educativo español el prestigio que merece.
Isabel Bazo Sánchez, presidenta de la Confederación Española de Centros de Enseñanza (CECE) y consejera del Consejo Escolar del Estado; Alfonso López Quintás, catedrático emérito de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid y miembro de la Real Academia de Ciencia Morales y Políticas; y José Manuel Mañú Noain, con 30 años dedicado a la docencia en centros públicos y privados y autor de varios libros sobre educación, proponen un total de trece pasos necesarios.
Entre ellos, restablecer la disciplina entre el alumnado, devolver al profesor su autoridad y la necesaria implicación de los padres, son las claves del éxito.
“Contra la calidad, el prestigio y la libertad”
Isabel Bazo considera que “las sucesivas leyes implantadas a golpe de mayorías parlamentarias han sido ataques contundentes contra la calidad, el prestigio y la libertad, auténticos pilares de todo sistema educativo que mira al futuro”.
“Nuestros gobernantes siguen sin dar soluciones al tremendo número de abandonos de la escuela sin la titulación mínima; al alto índice de caso de violencia en las aulas; a la desesperanza de los educadores ante la infravaloración de su tarea”, denuncia la experta.
Tampoco solucionan “la pérdida de identidad de los colegios privados cuando se atan a criterios gubernamentales al aceptar los ‘conciertos económicos’ por ofrecer a las familias la educación gratuita que establece la Constitución”, añade”.
Bazo cree que existen soluciones, “pero deben involucrarse la familia, la escuela, la sociedad y nuestros legisladores”, concluye.
“Superar el declive”
Alfonso López también opina que existen soluciones para “superar el declive de la educación”, que “comenzó hacia los años 50 con la decisión de rebajar el nivel de exigencia”, y propone diez cuestiones básicas para conseguirlo.
En cuanto a la actual desmotivación de una buena parte de profesores, López considera que si a la “dejación por parte de las autoridades académicas se une la indisciplina y el desinterés de muchos alumnos, no es ilógica la desmotivación de los profesores”.
¿Más gasto educativo?: No es suficiente
Por su parte, José Manuel Mañú sugiere también una serie de pasos para mejorar la educación española, coincidiendo con sus colegas en muchas de sus propuestas.
A pesar de que invertir más en educación ayuda a conseguir mejoras, Mañú precisa que “obtenemos resultados por debajo de países con mayor número de alumnos por aula y con menos gasto educativo”.
Entonces, ¿qué soluciones hay que aplicar?
Los doce pasos
Unificando los criterios de estos tres expertos, podríamos concluir que los pasos necesarios para llevar a cabo una ‘revolución’ dentro del actual y fracasado sistema educativo son los siguientes:
1. Restablecer la disciplina entre el alumnado y elevar el nivel de calidad, tomando como canon de medida a los alumnos bien dotados y motivados.
2. Devolver a los profesores la necesaria autoridad, que nunca debieron haber perdido, y crear un clima de trabajo adecuado.
3. Reponer en la universidad el nivel de exigencia en la selección del profesorado y elaborar planes de estudio aptos para conseguir profesionales bien preparados para la investigación y la docencia. Por ejemplo, exigiéndoles el conocimiento de las lenguas que sean indispensables en cada carrera.
4. Prestigiar la formación profesional como alternativa rentable y noble a la formación universitaria.
5. Aumentar la comunicación y colaboración entre padres y profesores para buscar los mismos objetivos educativos. En la educación deben involucrarse la familia y la escuela, así como la sociedad en su conjunto y las administraciones.
6. Educar en un clima de cariño, pero también de exigencia, para ayudar a los alumnos a no dejarse arrastrar por un hedonismo que incapacita para el esfuerzo.
7. Conseguir que otras formas de ocio no suplanten a la lectura, sabiendo crear entre los alumnos o hijos el clima propicio para conseguir y mantener buenos lectores.
8. Lograr un estilo educativo que les permita ir a contracorriente cuando sea necesario, fomentando el liderazgo solidario entre los estudiantes.
9. Ayudarlos a marcarse metas personales de mejora y a luchar para adquirirlas, sabiendo recomenzar una y otra vez. Fomentar, por tanto, una libertad responsable capaz de asumir compromisos y mantenerlos.
10. Educar en virtudes en el ambiente familiar y escolar, dejando de lado complejos potenciados desde una visión laicista de la sociedad.
11. Atender a la educación diferenciada. Las chicas rinden mejor en colegios femeninos, mientras los chicos, en presencia de ellas, tienden especialmente a un comportamiento más bullicioso y que no facilita el clima de trabajo.
12. Facilitar a los padres la elección de la escuela acorde con sus creencias. Para ello, es imprescindible que existan centros educativos diferentes con idearios definidos, que fomenten la triple dimensión del ser humano: intelectual, física y espiritual
Adopcion Espiritual
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