martes, noviembre 11, 2008

La historia de un bebé que nació con 440 gramos y peleó por vivir


Por problemas en la placenta, su mamá lo tuvo con menos de seis meses de gestación.

Por: Guillermina De Domini



Popeye fue su primer apodo. "Se lo pusieron las enfermeras por su fuerza de voluntad", cuenta María de los Angeles, su madre de 33 años.

Ian Joaquín Zunino Feuillet nació el 24 de julio. Era casi tan pequeño como su mamadera: pesaba 440 gramos, medía 30 centímetros, tenía sus pulmoncitos poco desarrollados y la piel tan delicada y transparente que dejaba ver sus venas. Pero se salvó. El martes Ian dejó la Clínica Corporación San Martín, donde estuvo internado en terapia intensiva durante tres meses. Y llegó a su casa de Boulogne para oír las voces de sus hermanas, Florencia (12) y Lucila (2), quienes lo conocieron recién a los dos meses de vida. "Es un milagro", llora Víctor (33), su papá, sosteniéndolo en brazos, sin dejar de mirarlo. "Siempre supe que 'chancho' la iba a pelear", dice.

María de los Angeles, sin embargo, todavía tiene miedo. "Me despierto a cada rato para ver si respira, aunque tengo la cunita al lado de mi cama", confiesa. Ella y Víctor tuvieron que hacer un curso de resucitación en la Fundación de Cardiología para poder llevar a Ian a su casa.

Durante los tres meses que estuvo en incubadora sufrió una infección en la piel y fue operado de la vista por un médico del Hospital Garraham. "Si no, podía quedarse ciego", explica María. Ahora Ian pesa 2.260 gramos, recibe medicamentos, vitaminas y cafeína 25 veces al día. Y cada tres horas toma leche en polvo. Para evitar que se ahogue, los médicos indicaron que no debe hacerlo acostado.

María tenía una placenta previa con oclusión total: su bebé no podía alimentarse. Ian tenía un 98% de probabilidad de muerte. "Eso me había dicho el obstetra, que después nos abandonó", afirma. Casi a los cinco meses y medio de embarazo, se hizo la última ecografía. Se enteró que era varón y que no podía esperar más tiempo. La internaron en la clínica y le dieron corticoides para fortalecer los pulmones del bebé. A la semana, Ian nació a través de una cesárea poco común. Víctor lo vio recién a las dos horas. "Los médicos decían que si lo dejaban dentro de la panza, moriría ese día. Es un bebé muy especial, que sobrevivió como nadie", cuenta María.

Salir a caminar por la playa, como si nada, cuando Ian cumpla un año, tomados de la mano, es el sueño de la familia Zunino.



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