Por Elizabeth Walsh
(WASHINGTON, DC - C-FAM) En su informe anual sobre la salud en el mundo, recientemente publicado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) presenta estadísticas que, de manera engañosa, parecen colocan a la mortalidad derivada de la maternidad a la par de otras causas de muerte en el mundo, como ser la malaria y el HIV/SIDA. Este nuevo enfoque contradice informes anteriores de la OMS en los que la mortalidad materna ni siquiera figura entre las diez principales causas de muerte, ubicándose por debajo de los decesos por accidentes de tránsito.
La confusión surge en la segunda tabla del informe, en la que se proveen datos sobre mortalidad por causas relacionadas con la maternidad, el HIV/SIDA, la malaria, la tuberculosis, las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y los traumatismos. Todas estas causas de muerte, excepto las derivadas de la maternidad, se encuentran entre las diez más frecuentes en el mundo; sin embargo, se presenta a la mortalidad materna dentro de la misma tabla, como si fuera comparable con las demás.
Resulta aún más confuso para el lector no habituado que las estadísticas sobre mortalidad materna presentadas en la tabla realmente parecen señalar que ésta es más importante que otras causas de muerte. Según la información provista, la “tasa de mortalidad” materna asciende a 400, mientras que la enfermedad coronaria, considerada como la principal causa de muerte en el mundo, asciende a 301. Si bien la misma OMS afirma que la mortalidad materna cobra 536.000 vidas al año y la enfermedad coronaria, 7,2 millones, la aparente paridad se logra al presentar los índices de mortalidad materna en función del número total de nacimientos de niños vivos, mientas que los demás toman como parámetro la población total: se mezclan peras con manzanas.
Los críticos denuncian que este informe forma parte de la campaña que actualmente llevan a cabo las agencias de la ONU y la OMS, en la cual se exagera la incidencia real de la mortalidad derivada de la maternidad con el propósito de promover el aborto.
En un boletín de la OMS publicado en 2005 se admitió que muy pocos países proveen información exhaustiva y confiable sobre la mortalidad o las causas de muerte. De hecho, de los 46 países africanos que, supuestamente, dan razón del 50% de las muertes maternas, sólo uno disponía de datos completos. Aún así, la OMS suele asegurar que, en los países en desarrollo, alrededor de medio millón de mujeres mueren cada año por “causas derivadas de la maternidad”, a pesar de que la información con la que se cuenta, que proviene de estos países, no es confiable, ya que presenta “amplios márgenes de incertidumbre”. La División de Población de la ONU, área oficial de estadísticas de las Naciones Unidas, se rehúsa a utilizar la cifra mencionada, precisamente porque no es posible constatarla.
La ONU y sus agencias proponen el aborto y la anticoncepción de manera persistente, apelando al eufemismo “planificación familiar”, como táctica para solucionar el sobrestimado problema de la mortalidad materna. En la declaración conjunta emitida por el Banco Mundial, el Fondo de Población de la ONU, UNICEF y la OMS, se reiteró la importancia de reducir la mortalidad materna mediante “tres áreas de acción claves”: “otorgar a las mujeres el poder de decidir sobre su vida reproductiva”, mejorar el “acceso y la calidad de los servicios de salud materna” y “garantizar el acceso a servicios e información sobre la planificación voluntaria de la familia”.
En la conferencia de 2007 Las Mujeres Dan Vida, patrocinada por la ONU, también se defendió lo que la doctora Susan Yoshihara denomina como la mentalidad de “primero el aborto” para mejorar la salud materna. Esta visión quita importancia a los probados métodos de reducción de la mortalidad derivada de la maternidad, como ser la mayor disponibilidad de parteros calificados y la atención obstétrica de emergencia
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