CUANDO se habla del aborto, debemos recordar los graves traumas psíquicos y morales que ocasiona un aborto, que por supuesto no cura ninguna enfermedad. Aunque sus partidarios emplean el término 'salud reproductiva' para luchar por la liberalización del aborto 'seguro', es decir el realizado por personal sanitario y en recintos sanitarios, en contraposición con el aborto clandestino, la realidad es que ninguna enfermedad y menos una enfermedad psíquica puede curarse mediante un aborto, que por el contrario ocasiona graves daños, al ser un acto contra el instinto natural de ser madre. Nuestros actos son a menudo irreversibles y sus consecuencias están con frecuencia fuera de nuestro alcance.
El aborto suele destrozar literalmente las vidas de quienes lo llevan a cabo, por lo que sus autores es fácil necesiten tratamiento psiquiátrico posterior, ya que sufren graves depresiones, autoreproches, remordimientos, insomnio, pesadillas y trastornos de conducta como el alcoholismo, quedando con frecuencia marcadas con un síndrome postaborto, que se expresa con problemas graves de personalidad, inestabilidad emocional, agresividad contra el médico que les ha inducido y a quien no quieren volver a ver, o contra el marido o compañero con un número muy elevado de separaciones en el primer año tras el aborto, pues se quejan, muchas veces con razón, de no haber sido informadas sobre las posibles consecuencias psíquicas, aparte de exponerse a embolias, septicemias, esterilidad..., y es que es más fácil sacar al niño del seno de su madre que de su pensamiento. Es obvio que toda mujer que aborta queda profundamente afectada por ello, aunque no quiera o no pueda reconocerlo. Desde el punto de vista de la mujer, el aborto es un acto que va totalmente en contra de sus sentimientos e instintos más profundos, aunque algunas intenten justificarse haciéndose decididas partidarias del aborto.
Y es que la naturaleza no perdona. Si el simple aborto natural suele ocasionar una depresión en la madre, un acto tan antinatural y tan contra el instinto materno como el aborto provocado lleva consigo un gravísimo problema emocional que hace necesario con frecuencia el correspondiente tratamiento de quien lo realiza, para poder sacar a la luz sus sentimientos de culpa y hablar de este tema a fondo con alguien que sepa escucharles, experimentando muchas la necesidad de que alguien superior les perdone. Aunque no hay que prescindir del tratamiento médico psiquiátrico adecuado, dado que fundamentalmente es un problema de conciencia y de pecado, puesto que no es nada fácil olvidar el daño grave que uno ha hecho, creo que el mejor medio para recuperar la paz interior es el arrepentimiento sincero con la absolución sacramental que garantiza el perdón de un Dios que sí quiere perdonarnos y nos ayuda a convertirnos. Me parece que en casos así es de recomendar como el mejor modo de reparar el mal hecho la posterior y activa militancia en asociaciones en favor de la vida.
En cuanto a los padres se tienen que sentir muy molestos y ofendidos si el aborto se realiza contra su voluntad, pues es muy serio que no se tenga en cuenta su opinión en una cuestión de vida o muerte que afecta a su hijo. Si no quieren saber nada del asunto estamos ante unos sinvergüenzas e irresponsables. Y si están de acuerdo con el aborto, difícilmente evitarán sentimientos de tristeza, culpabilidad o remordimientos, no siendo raro que como cualquier colaborador en un aborto, también él experimente problemas psicológicos como consecuencia de su acción.
En los matrimonios con hijos, el aborto es una amenaza psicológica contra los demás hijos. Los niños se ven perturbados al tener conocimiento de un aborto, pues les surge la cuestión de qué podría haberles sucedido a ellos, e incluso qué puede sucederles, si hubieran sido o fueran un engorro para sus padres.
Hace unos años un psiquiatra de Madrid me contó que había recibido una carta de una clínica de abortos de Londres en estos términos: Mándenos clientes, que ya les sacaremos el dinero aquí; pero como esa gente va a seguir necesitando atención psiquiátrica, ya se encargará Vd. allí de seguir sacándoles dinero.
PEDRO TREVIJANO/PROFESOR DE RELIGIÓN
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